Un viudo joven - Georgina, la maestra del Kínder
Fecha: 20/01/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Fernando X, Fuente: CuentoRelatos
Cuando mi hijo menor entro al kínder, tuvo la suerte de tener a una bellísima maestra de aproximadamente 25 años, su nombre Georgina, pero todo mundo la conocía como miss Gina, mujer alta, delgada, soltera, con una melena larga y siempre recogida, ojos color miel y un bonito cuerpo de tono moreno claro, el cual siempre ocultaba en el traje obligatorio que llevaban todas las maestras (una bata a cuadros desde el cuello hasta por debajo de las rodillas), bastante preparada y siempre atenta con sus niños.
Durante el primer año de mi hijo con ella como maestra, en varias oportunidades me cito para comentarme sobre las actividades, comportamiento y progreso en las evaluaciones de mi hijo.
Miss Gina, conocía perfectamente nuestra situación familiar y siempre tenía un poco más de consideración y atenciones para con mi hijo. Al concluir ese primer año, al término del festival de fin de curso, nos invitaron a un desayuno para las mamas y el único papa presente, por primera ocasión tuve la oportunidad de ver a Gina en ropa normal, llevaba puesto un vestido floreado que dejaba desnudos sus brazos y le cubría hasta media pierna además de llevar su pelo suelto. Un cambio total de la imagen de todos los días, si yo la consideraba una linda mujer, ese día me dejo embelesado con su belleza y personalidad. Ahí tuve la oportunidad de platicar con ella durante un buen rato, me di cuenta de que era una mujer culta y segura de sí misma, discretamente coqueta, pero siempre dándose su ...
... lugar. Aprovecho para informarme que, al siguiente año, seguiría como maestra de mi hijo, me hablo de lo travieso y cariñoso que era, y de la conveniencia de que yo participara un poco más de las actividades externas del grupo, cuando nos despedíamos, me pregunto si tendría algún inconveniente en que algún día me llamara para que le permitiera llevarse a mis hijos de excursión o a visitar museos en sus vacaciones, lógicamente yo accedí a todo lo que me solicitaba en ese momento.
Pasados unos días, me llamo a casa, para ver si podía llevarse a mis hijos de día de campo, yo le expuse que me quedaba intranquilo por el hecho de dejar a mis hijos con una persona que, aunque fuera la profesora del más pequeño, solamente la conocía de haber hablado un día con ella. Sin dudarlo me atreví a preguntarle si no le importaba que también fuera yo. Me dijo que estaría encantada de que así fuera y quedamos de acuerdo en que pasaríamos por ella en nuestro auto.
Al llegar por ella ese sábado, ya estaba esperándonos, vestía una blusa escotada que mostraba unos riquísimos pechos, no muy grandes, pero bien puestos y unos jeans entalladísimos que dejaban ver unas largas piernas y un culito bien paradito que trate de apreciar disimuladamente. Estaba encantadora.
Al principio tuve una sensación rara, a fin de cuentas, era una mujer 13 años más joven, pero a medida que el tiempo trascurría, nos fuimos sintiendo más a gusto el uno con el otro, charlando de los temas más variados, en los pocos ...