1. Un viudo joven - Georgina, la maestra del Kínder


    Fecha: 20/01/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Fernando X, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaba relativamente cerca de minibús, pero ella volvió a la carga y me dijo “necesito que me cojas en este momento”. Ella notaba y sentía mi rígida polla y con una de sus manos bajo mi bóxer y me la saco, al tiempo que yo retiraba su braguita hacia un lado, mientras ella abría sus piernas para permitir que mi miembro entrara a plomo en su coño. Con un rápido movimiento note que este se deslizaba en su caliente y húmedo interior. Nuevamente acerco su boca a mi oído y en susurros me decía “nunca he follado de esta forma, estoy a punto de correrme”.
    
    Empezamos a movernos en un sube y baja imperceptible, ya no me importo si alguien se daba cuenta de que algo sucedía al interior de autobús, ni siquiera si mi hijo nos veía o nos oía, seguimos moviéndonos unos segundos más y cuando empezó a correrse dejo caer su cabeza a un costado del asiento y escuche sus gemidos interminables. Oírla y sentirla de esa manera hizo que yo tuviera un orgasmo bestial.
    
    Por suerte nadie se percató de lo ocurrido o por lo menos nosotros no fuimos conscientes de ello, nos daba igual. Después, nos besamos y nos vestimos y le dije que la llevaría a su casa.
    
    Pero ya con ese rumbo, mientras conducía, ella desabrocho mi camisa y empezó a acariciarme y a lamerme las tetillas, esto me puso la piel de gallina y la polla a mil nuevamente.
    
    Le dije que si quería ir a mi casa y me dijo que sí.
    
    Aparque la camioneta lo más cerca de mi casa y lleve cargando a mi hijo mientras ella nos seguía, en cuanto ...
    ... cruzamos el portal, empezamos a besarnos, todavía con mi hijo en brazos y ligeramente despierto. Lo acosté en el estudio y subimos apresuradamente a mi habitación, estaba súper excitado y me apetecía hacerle todo lo imaginable y lo inimaginable.
    
    Solo cerrando la habitación nos besamos salvajemente de nuevo, la cargue y la lleve en volandas a la cama, le quite el vestido y la tumbe boca abajo. Le quite su braguita y solo le deje sus sandalias. Hundí mi cabeza entre sus nalgas y empecé a chuparle su lindo ojete. Ella las levantaba y con sus manos se lo abría para que pudiera chupárselo mejor.
    
    Me pidió que le metiera un dedo, se lo metí y luego fueron dos y después tres. Gritaba como loca, estaba posesa de placer.
    
    Yo estaba sorprendido y alucinado, Gina, la bella maestra de tan solo 26 años, me pedía a gritos que le rompiera el culo y eso me atraía un montón. Saqué los dedos y le metí la verga de un solo empellón y empecé a follármela como un auténtico salvaje. Nunca imagine verme de esa manera con esta hembra en mi primer encuentro. Estaba fuera de mí, solo quería metérsela lo más hondo posible.
    
    Enseguida empezó a correrse y a gritar de placer. Yo seguía con el mismo ritmo salvaje. Follándola agarrado de sus pechos, estrujándolos como si fueran dos pelotas anti estrés. Yo estaba como en trance, entre en calor y me sentí con bastante fuerza como para aguantar mucho tiempo antes de correrme, así que aumenté el ritmo. ¡como gritaba!, volvió a correrse muy rápidamente y ...