1. Vacaciones en Merlo 2. Primera parte. Un encuentro inesperado


    Fecha: 23/01/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    Sofía y Maxi llegaron a Merlo a las diez de la mañana. El viaje se les había hecho muy largo, por lo que ambos estaban cansadísimos. Fueron al hotel donde tenían reserva. Era una pequeña hostería que quedaba muy cerca del centro. Los atendió el dueño, un hombre mayor con una sonrisa cálida y despreocupada. A ambos les gustó el lugar, era familiar y acogedor, además de muy barato. Entraron al cuarto y se dieron una ducha. Cuando ella salió del baño Maxi estaba tirado en la cama.
    
    β€” Voy a dormir una siestita y después vemos lo de las excursiones ¿dale? β€” Le dijo, con el brazo tapándole los ojos.
    
    Sofía se indignó. Merlo era un lugar donde buscar aventuras. Tendrían que caminar mucho, conocerían los cerros, se tirarían por la tirolesa y si se animaban volarían en parapentes. Pero ahí lo tenía al debilucho de su novio, extenuado sólo por viajar en micro. Ella ya se había despabilado con la ducha y quería salir a conocer la localidad, y también quería ir a una agencia de turismo a contratar excursiones. Pero Maxi seguía tirado, y ahora parecía que ya estaba roncando.
    
    Sin embargo sabía muy bien cómo hacer que su novio haga lo que ella quiera. Se puso encima de él y le acarició el miembro por encima del pantalón. Maxi sacó el brazo de sus ojos y le prestó atención.
    
    β€” ¿qué hacés? β€” Dijo β€” Estoy cansado.
    
    Ella le bajó el cierre.
    
    β€” Si te levantás y me acompañás a pasear, te chupo la pija como a vos te gusta y me tomo toda la leche.
    
    Maxi abrió los ojos, contento. Sofía ...
    ... no era de hacer felaciones, y cuando las hacía, a los cinco minutos ya lo estaba instando a ponerse el preservativo. Y ni hablar de dejarse acabar en la cara, y muchos menos tragarse el semen. Esas cosas sólo las hacía como un regalo de cumpleaños, o para reconciliarse luego de una fuerte discusión. Sofía agarró el pene y comenzó a masturbarlo, sintiendo cómo, de a poco, se endurecía.
    
    β€” ¿y? ¿Qué decís, te vas a levantar? β€” le dijo sin dejar de masajearlo.
    
    En realidad no le molestaba mamar vergas, lo había hecho muchas veces en su vida, pero tampoco le apasionaba hacerlo. Le pereció más práctico fingir que detestaba los petes, de esa manera siempre tendría un as bajo la manga para manipular a Maxi.
    
    β€” Está bien, vamos. β€” cedió él por fin. β€” pero te tragás todo eh, y a la noche también.
    
    Eso no se lo esperaba. Consideraba a su novio alguien dulce y fiel, trabajador y honesto, pero poco inteligente. Sin embargo, en medio de la calentura, se había avivado y le exigía que se la chupe también a la noche.
    
    β€” Bueno, a la noche también, pero nada más eh.
    
    Y entonces Sofía se metió la pija en la boca. Fingía hacerlo mal, cada tanto le daba un débil mordisco, y usaba su lengua torpemente, no quería que él sepa que esa lengua ya había probado unas cuantas pijas.
    
    Aun así, Maxi disfrutaba de la mamada, le acariciaba el cabello castaño con cariño y le indicaba que la chupe con cuidado, señalándole cuándo metérsela en la boca y cuando lamer el tronco o las bolas. Finalmente ...
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