1. Desafío de galaxias (capitulo 68)


    Fecha: 25/01/2020, Categorías: Hetero Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... yo quisiera.
    
    —Pero en Raissa no me conocen y aquí…
    
    —A ti te conoce todo el mundo en todas partes. Además, solo van a estar los allegados, y Marión e Hirell.
    
    —Pero es que…
    
    —¡Que no vamos a discutir más este asunto! Está decidido.
    
    —¡Joder!
    
    —Deja de protestar y ayúdame con el lazo.
    
    —Esa es otra: seguro que no lo has encontrado más grande.
    
    —Pues si, es el más grande que había, —respondió Anahis con retintín— y bien bonito que es.
    
    Al día siguiente, anochecía en Mandoria cuándo cargadas con su paquete, se dirigían al salón donde se celebraba la cena, en la zona privada del Palacio de la Cancillería. Se cruzaron con poca gente, pero cuándo lo hicieron, dejaron huella, y es que nadie esperaba encontrarlas vestidas con ropa de «chica» y tan corta, en especial Marisol. Llevaba un vestidito corto, de color rosa, a medio muslo, y con unos tirantitos en los hombros. El vestido de Anahis era similar pero de color verde manzana, y como Marisol se había negado categóricamente a subirse en unos «taconazos», optaron por unas sandalias bajas que dejaban los pies al aire.
    
    —Con está falta tan corta se me ve el culo, seguro, —protestaba Marisol con un ligero tono encarnado en el rostro desde que salieron de su habitación.
    
    —¡No exageres! Además, bien bonito que lo tienes.
    
    —Y las tetas se me van a salir por el escote.
    
    —¡Sí, ya! Como si tuvieras tantas.
    
    —¡Tengo las suficientes!
    
    —¡Por supuesto, mi amor, por supuesto! Mira, ya llegamos.
    
    —¡Eh…! Espera. ...
    ... Entra tu primero, que ahora voy yo, —dijo Marisol parándose a unos metros de la puerta, donde dos ujieres esperaban para abrirla.
    
    —¿Pero que dices?
    
    —Que sí, que sí. Entra tu y di que estoy aquí… ¡yo que sé! tirándome un pedo.
    
    —¿Tirándote un pedo?, ¿tú estás tonta?
    
    —Bueno, vale, eso no. Di lo que se te ocurra.
    
    —¿Qué estás de los nervios y te estás tomando un tranquilizante?
    
    —Buena idea.
    
    —¡Mira Marisol, no seas cría!
    
    —Me da vergüenza, ¡joder!, —admitió Marisol mientras uno de los ujieres se acercaba a ellas.
    
    —¿Me permiten el paquete, señoras? —dijo con una sonrisa—. Y mi señora no tiene por qué avergonzarse: está preciosa. Las dos están preciosas, —el comentario hizo ruborizarse violentamente a Marisol mientras Anahis se reía.
    
    —¡Anda! Dale el paquete a este señor tan simpático y vamos para dentro, —le entregaron el paquete al ujier, y se encaminaron a la puerta que ya abría el otro.
    
    Cuándo entraron por la puerta, el presidente y el canciller se acercaron a saludarlas.
    
    —Pero bueno, ¿qué tenemos aquí? —dijo el presidente cogiéndola de la mano y separándola para verla mejor.
    
    —Una niña muy guapa, —afirmo el padre de Anahis dándola un beso— quien lo iba a decir, ¿verdad?
    
    —Desde luego, y fíjate, tiene piernas.
    
    —Sí, y dos.
    
    —¿No creen que ya son mayorcitos para estar diciendo… tonterías? —dijo Marisol que nuevamente estaba roja como un tomate.
    
    —Di que si hijita, —dijo la madre de Anahis cogiéndola por la cintura y llevándosela hacia donde ...
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