1. Una comida familiar muy especial


    Fecha: 28/01/2020, Categorías: Anal Primera Vez Hardcore, Autor: Rain1744, Fuente: xHamster

    Era una fecha señalada. Y por ese festivo que caía precisamente en domingo mi suegra nos invitó a comer a su finca. Nuestra familia estaba bastante bien acomodada. Mis suegros habían hecho fortuna décadas atrás en Sudamérica y ahora vivían un retiro espiritual en los Pirineos. Mis adorables suegros tenían dos hijas. Marcela era la mayor, ya tenía 48 años. Marcela era una mujer impresionante: alta, rubia, con tetas operadas y un culo respingón con el que ya me había hecho alguna paja en mis pensamientos.Aparentaba poco más de 30 años gracias a sus retoques quirúrgicos. Su marido era Felipe, un economista un par de años mayor que Marcela y que creía saber más que nadie, realmente desagradable en las conversaciones neutrales porque creía tener la respuesta a todo. Nunca me cayó bien. Tenían una hija y un hijo. El chaval era un crack, se llama Roberto y estaba estudiando medicina, era de lo poco sensato de esa familia. Realmente nos unía nuestra pasión por el baloncesto y siempre que nos juntábamos acabábamos hablando de la liga estadounidense. Luego estaba su hija, la oveja negra de la familia. Se llama Lucrecia, aunque se hacía llamar Lucry. Era una chica con una condición totalmente opuesta a la familia. Tenía 19 años e iba completamente desaliñada. Era anti-sistema y pronto había abandonado los estudios. Se pasaba todo el día fumando hierba y por ahí malviviendo. Físicamente, pese a lo poco que se cuidaba, era más que llamativa. Tenía unos ojos muy bonitos, un joven culo ...
    ... respingón como su madre y unas tetas más que desarrolladas. Pero su conducta era despreciable, siempre soltando tacos y diciendo comentarios inadecuados.Por mi parte, estaba casado con Isabel, mi mujer, una hembra espectacular. Tenía unas grandes tetas -naturales- que me encantaba follar, un culo respingón tradicional en esa familia, era de piel blanca casi pálida y su pelo era negro teñido. Mi vida sexual, ya con dos hijos a nuestro cargo, seguía siendo como cuando nos conocimos.Nuestra disposición en la mesa era bastante sencilla, mis suegros estaban en los extremos de la mesa y en cada lado teníamos a cada una de las hermanas con sus respectivos maridos y sus retoños. Obviamente, me tocó enfrente de mi cuñada. Marcela ese día estaba realmente despampanante. La blusa blanca que llevaba estaba entreabierta con un escote de infarto. Me excitaba muchísimo. Intentaba mirar para otro lado, pero inevitablemente daba pasadas rápidas sobre esas tetas artificiales que me volvían loco. Creo que alguna crucé mi mirada con ella, muriéndome de la vergüenza.La cena transcurrió con normalidad, mi cuñado arreglando el mundo y yo evitando caer en la tentación del canalillo que tenía enfrente. Nuestros hijos contestaban al interrogatorio de los abuelos, excepto Lucrecia, que soltaba alguna proclama anarquista de vez en cuando, haciendo el silencio en la mesa por más vergüenza que otra cosa. A la altura del segundo plato, torpemente me manché la camisa con la salsa del filete que estaba comiendo. ...
«1234»