1. Ladislao, un vecino muy osado


    Fecha: 02/02/2020, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    La casa en la que vivimos mi novio y yo es de 8 plantas y en cada planta hay cuatro puertas correspondientes a cuatro viviendas, excepto la mía que compró mi padre para nosotros en la sexta planta que es donde vivo; mi padre la quiso amplia para poderse quedar allí cuando mis padres vinieran a visitarnos. A mi padre no le gusta incomodar, pero sí le gusta la comodidad, así que compró las dos viviendas del centro y las comunicó por dentro, de modo que si necesito las dos puedo usarlas, pero siempre respeto la habitación destinada para mis padres.
    
    La vivienda de la derecha está ocupada por dos personas mayores tirando ya para ancianos, algunas veces me he encontrado entrando y en el ascensor, muchachos de varias edades que me dicen que van a visitar a sus abuelos. En general yo hablo poco en los ascensores y no sé exactamente quienes son o qué hacen, pero en cierta ocasión uno de los supuestos nietos me hacía preguntas y contesté. Entre tales preguntas, me hizo una para saber mi estado, le dije que no me había casado, pero que vivía con mi novio. Me miró con los ojos de pescado y se metió a su casa sin cerrar la puerta, pero escuché que le decía a uno de dentro: “Ahí al lado viven unos maricones”. Bueno, ya sabían ellos de mí más que yo de ellos.
    
    La vivienda de la izquierda está ocupada por una familia que si no he contado mal las voces que escucho desde mi casa, además del matrimonio, debe de haber dos chicos y una chica, ya mayores de 19 y 23 años. También me los ...
    ... he encontrado en el ascensor y dos de ellos, un chico y la chica son iguales, les pregunté si eran mellizos y me dijeron que eran gemelos. Yo no distingo la diferencia. Al chico de 23 años me lo encontré en el ascensor, con un pie afuera y morreándose con una chica que supuse que era su novia. Como iba a entrar, me dijo:
    
    — Disculpa, pasa, es que nosotros...
    
    No le dejé hablar porque le dije:
    
    — Vuestra vida es vuestra, por mí como si quisierais seguir besándoos, ¿qué me importa a mí juzgaros?
    
    El chico, mirando a la chica, dijo:
    
    — ¿Ves?, ¿has oído?
    
    Y siguió besándola, mientras yo me entretenía en mi móvil. Llegué a planta baja y ellos se quedaron, al momento el ascensor subía de nuevo y me fui a la calle.
    
    Menudo panorama el que tengo en mi planta, a saber cómo será el resto. Como no voy a las reuniones de comunidad, un día el presidente se presentó para decirnos que había que pagar no sé qué gastos y que alguno debía venir a las reuniones. Le pagué y encargué a Corny que fuera él a las reuniones, si tenía tiempo. A Corny le gustan esas cosas y seguro que un día se hace votar presidente. Cuando viene de una reunión siempre me cuenta que en la finca todos son muy raros. Yo pensaba que ellos dirían lo mismo de nosotros, pero me da lo mismo. Desde la primera vez que pagué al presidente y siempre lo tenía a punto lo que se indicaba en portería, me hacía más caso y me veía como normal, incluso me saludaba aunque tuviera que forzarlo.
    
    Un día escuché una larga ...
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