Hazlo. Saca lo peor de mí.
Fecha: 06/02/2020,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: sagesse, Fuente: RelatosEróticos
... daño que sentí, pero entonces él me cogía fuertemente con sus manos de la cadera y acercaba mi culo hacia él. No tenía escapatoria. No estaba dispuesto a retroceder y cambiar de opinión. Aunque yo intentara huir, él me tenía fuertemente agarrada y metía su polla en mi culo. Con una mano agarró mis brazos y con la otra entrampó mi cabeza contra las cajas. Estaba acorralada, sin escapatoria. No podía moverme. La metía un poco y la sacaba, la volvía a meter el mismo poco, y la sacaba, e iba metiendo más y más su polla, hasta que finalmente la metió hasta el fondo y entonces sentí un gran dolor. Se apiadó un poco de mí y me dio unos segundos. Los segundos en los que él estaba gimiendo de placer y que yo aproveché para recomponerme.
El dolor iba desapareciendo conforme me iba acostumbrando. Empezó a tocar mi clítoris también, por lo que estaba sintiendo un gran placer que me hacía olvidar de algún modo el daño que también estaba sufriendo. Al rato la sacó de mi culo y volvió a metérmela por el otro lado y pude olvidarme del dolor que seguía sintiendo aunque él no tuviera su polla en mi culo.
Esta vez me dio la vuelta y me tiró encima de las cajas boca arriba. Me quitó el vestido y levantó mis piernas mientras me penetraba fuertemente. De repente, ...
... dio un fuerte gemino y paró. Entonces se quitó y me dijo que se la comiera. Encima de la caja yo, de rodillas, empecé a comerle la polla
- No me quites la mirada. Quiero que me mires mientras te comes mi polla.
Y yo le miraba y casi sin creerlo, empezaba a gemir y poner miradas seductoras.
- Así me gusta, que me mires como una puta. Ahora trágatelo.
Jamás me había tragado el semen de nadie, pero no podía decir que no. Ya estaba echándomelo. Me había caído en la cara, en los pechos y en la boca. Cuando terminó, se subió el pantalón, porque ni siquiera se había quitado la ropa, abrió la puerta y se fue sin decir nada. Yo me quedé desnuda, llena de mierda, encima de una caja. Entonces volví a la realidad y me di cuenta de que tendría que salir sucia a la calle e intentar salir sin que me vieran los del voluntariado… Pero había disfrutado por primera vez en mi vida tanto que merecía la pena, a pesar de seguir sintiendo el dolor en mi culo.
Entonces sonó el despertador, y volví a levantarme para ir al voluntariado, esta vez con la esperanza de que el jardinero negro, u otro cualquiera, pudieran sacar mi mejor parte de mí y pudiera dejar que estas fantasías fueran simplemente fantasías, y se convirtieran en realidad ¿Algún día lo encontraré?