El Baldío y El Mirador. 3ª parte.
Fecha: 07/02/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: sexigaleno, Fuente: SexoSinTabues
... Médicas del Distrito Federal, poco a poco fui escalando dentro y sólo los domingos asistía a la guardia, sólo a los quince que éramos nuevos, nos habían asignado un sueldo, pero más que sueldo era una pequeña gratificación, ¡pero me servía!, de ahí me nombraron jefe de paramédicos y me elevaron esa dádiva de dinero, ¡ya tenía un poco más cada quincena!, y así le consentía algunos caprichos a mi Jenny los días que la veía, o la llevaba a comer, o simplemente a Chapultepec a ver los animales, eso sí, sin descuidar mi preparatoria, e igual no descuidaba mí observatorio con las nenas por las mañanas, ¡me salí un poco del relato!, pero así comencé haciendo pininos, hasta llegar a ser lo que soy ahora un médico gineco-obstetra. Las semanas seguían su curso, a veces eran las mismas acciones que veía a menudo, no había cambios, los mismos conserjes con distintas niñas que las ponían a mamarles sus vergas, “mini parejitas” que sólo se iban a dar sus buenos calentones, fajes y toqueteadas morbosas, de ahí no pasaba, cierta mañana coincidí de frente con las cuatro nenas amigas de mi Jenny; Perlita, Jaqueline, Liliana y Miriam ¡”las chicas de los conserjes”!, a quienes les invité un helado ya que hacía calor, platicamos unos minutos, mientras degustábamos nuestros conos, para quedar en hacer una reunión el fin de semana en mi departamento, ya que iba a estar solo, ellas propusieron llevar cada una un platillo preparado, yo iba a poner las sodas y cosas extras, le comente a mi Jenny, ...
... para que pidiera permiso y estuviera ahí, ¡pero no lo consiguió!, así que me la chuté amenizando con las cuatro “diablillas” en mi departamento, desde el medio día fueron llegando una a una, pusimos música, ellas bailaban, comimos los bocadillos que llevaron y nos pusimos a jugar el famoso ¡“juego de la botella”!, con apuesta del que perdiera, tenía que irse quitando prenda a prenda, hasta quedar desnudo, y así pasamos la tarde, hasta que de los cinco integrantes que éramos del juego, ¡ya no teníamos nada de ropa encima!, y propusieron seguir el mismo juego, ¡sólo que de castigos más pesados!, yo cómo era el único varón entre estas princesas, ¡entre ellas se aplicaban los castigos!, y a mí era con el que se desquitaban, ya que eran besos de boca a boca, acariciarme el pene, sentarse ellas encima de mí, ponerme sus conchitas en la boca, las más osadas pedían estar a solas, en mi cuarto por 5 o 10 minutos, o más, el chiste que castigaron a Perlita y me la mandaron desnudita al cuarto por ciertos minutos, y que debería hacerme un lingual, ya dentro los dos, ¡ella rápido se hincó a mamarme!, pero yo la detuve y nos dimos una calentada buena, al grado de que caímos en la cama y entre friccionadas y manoseos de los dos, me ubiqué encima de ella poniéndole mi pene en su empanadita, haciéndole movimientos coitales sin penetrarla, ella se dejaba hacer y cooperaba alzando su pelvis, ¡para encontrarla yo, en el viaje del vaivén!, ella sola jaló mi pene y se lo puso en su rajita caliente, ...