1. Albertito 2


    Fecha: 10/02/2020, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues

    ... amor, dame tu leche", a esta voz respondía Marcos "tomá Chichito, tomá", luego un gemido largo y compartido y al final silencio. Me animé a espiar por el agujero de la cerradura. Marcos y Alberto estaban abrazados, más que abrazados pegados cuerpo a cuerpo, comiéndose en un beso mutuo más apasionado que el de la más intensa telenovela. Cómo?, los hombres se besaban también?, me daba un poco de asco. Esa fue mi primera vez con Albertito. La segunda fue también compartida con Marcos, pero esa vez fue en la cama de mis viejos. Albertito se quitó el pantalón y el calzoncillo, se acostó boca abajo en el centro de la cama y con los codos apoyados sobre la almohada giró la cabeza y me miró como diciéndome, "qué esperás nene?, mi culo está listo! Me arrojé sobre él, se la clavé sin piedad y con mis manos en sus pechitos lo cogí furiosamente. Alberto se quejó como siempre, pero no le di bola. Pensaba en la última vez que había cogido en esa cama, me recordaba desnudo apoyado en el borde del colchón ofreciendo mi culito, pensaba en Víctor, en mi dolor pero no de culo precisamente, en mi vergüenza, suspiré, pensé "gritá tranquilo Albertito, gemí, gozá, tragate toda la leche que quieras, nadie se va a enterar de tus uyuyuy, nadie se va a enterar que te la comés, sos el putito de la barra y Marcos y yo y todos te vamos a cuidar". Ese polvo en esa camá me redimió, hice las pases con el mundo. Empecé a pensar "me chupa un huevo lo que digan esos forros, se pueden ir todos juntos a la ...
    ... mierda". Se me cerró la garganta, intenté no llorar, me apoyé completamente sobre esa espalda tibia y amable y bajé mi ritmo, algunas lágrimas rodaron por mis mejillas. Alberto se dio cuenta, sonrió, no dijo nada pero su cuerpo siempre tenso se relajó, levantó sus nalgas para que le entrara un poco más mi verga y comenzó a gemir despacito. Me tragué los mocos, lo besé en el cuello y me concentré en la sensación que subía de mi pija con cada embestida a las nalguitas de Alberto. Acabé entre los uyuyuy de Albertito, me sequé la cara y me separé de su cuerpo tibio. Alberto me miraba y sonreía. No le dije nada, pero le tiré un beso con la mano desde el borde de la cama. Desde entonces las cogidas con Albertito se hicieron frecuentes. Cada vez que tenía ganas iba a su casa, tocaba el timbre y me bancaba la cara de vinagre de doña Teresa -Buenas tardes, está Alberto señora? -Sí, está. Albertooooo. - Se escuchaba el chancleteo de la vieja rumbo a la entrada principal. -Hola Alberto, vamos. ?- Albertito se ponía nervioso. -Uy, ahora no puedo, esperá-. Miraba atrás por sobre su hombro por las dudas que no estuviera alguno de sus viejos, e invariablemente aceptaba. -Bueno, vamos, adonde? -En el fondo de mi casa. -Los dos solos? -Si -Esperá que le aviso a mi vieja. Maaaa, me voy a la casa de Lucas! Las culiadas eran invariables, llegábamos, me le chupaba un ratito, se bajaba la ropa y se apoyaba contra la pared, el uyuyuy de la clavada, la amenaza de cogerme, el uyuyuy del orgasmo y el "te ...
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