1. El reencuentro - 2ª parte


    Fecha: 11/02/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... ánimo, que tampoco esto es el fin del mundo… Piensa en lo que te he dicho: Quedas libre para hacer lo que quieras… -(y vuelta a los besos y caricias)- ¿Quieres quedarte, de momento, con los niños?
    
    Mateo asintió con la cabeza y en poco más de una hora, Daniel y Sandra estaban en el pisito de Fernán González. Nada más dejar la puerta cerrada tras de ellos, Sandra se quitó los zapatos y, echando los brazos al cuello de su hombre por antonomasia, le arreó un morreo, una comida de boca, de la que todavía se acuerda el bueno de Daniel. Luego, se empezó a quitar la ropa de encima. Daniel quiso hacer lo mismo pero ella le detuvo
    
    No mi amor; no te desnudes tú. Deja que lo haga yo en el dormitorio.
    
    Y Daniel no tuvo inconveniente en complacer a su más que adorada hermana. Por fin, los dos llegaron a dormitorio de él, que desde entonces y hasta la mañana siguiente se trocaría en nupcial tálamo, testigo de aquella su segunda noche de bodas tras la de terrible final. Sandra, casi enteramente desnuda al sólo cubrirse con la braguita, que resultaba ser bastante más tanga que braga.
    
    Apenas allí, ella empezó a desvestir a su hermano y desde entonces definitivo marido y hombre de su vida. Lo hizo tomándose su tiempo, poquito a poquito, en la forma más sensual que supo, y entre besos, caricias y lametones por aquí y por allá. Cuando al fin su hermanito quedó en cueritates vivos, tras perder a manos de su hermana hasta los calzoncillos, ella, como gatita ronroneante, se tumbó boca ...
    ... arriba en la cama demandando a Daniel que la librara de la última prenda que la cubría, la deliciosa tanga de seda negra con sugerentes encajes rojos, a juego con el sujetador que ella misma se quitara, más o menos, entre el recibidor y el inicio del pasillo que llevaba al interior de la casa.
    
    Daniel subió a la cama y trepó hasta colocarse, a horcajadas, sobre el cuerpo de su hermana, entre sus entreabiertas piernas, procediendo a complacer el pedido de Sandra. Con suavidad y lentitud, mucha, mucha lentitud, saboreando el momento, degustándolo, fue bajando aquella última prenda que, francamente, le enloquecía, hasta quedar Sandra tal y como su madre la introdujera en el mundo, pariéndola. Entonces ella le dijo
    
    ¿Te gusto Dani, amor mío? ¿Soy como esperabas o te he defraudado, cariño mío?
    
    Sandra, eres la mujer más hermosa; más bella; más escultural; más divina que pueda haber sobre la Tierra ¡Dios mío hermanita, y que toda esta belleza, esta grandiosidad sea mía! ¡Que tú quieras entregármela a mí, que no soy nada, un mísero gusano a tu lado! Es… Es un milagro.
    
    No mi amor; no es un milagro. El milagro es que tú todavía me quieras como me querías; que hayas venido por mí, desde tan lejos, abandonándolo todo tras de ti… Te quiero amor... ¡Ay! Te quiero, mi vida…y te deseo… Te deseo con toda mi alma, amor. Hazme tuya; tuya, como aquella noche, nuestra primera vez… Tuya para siempre; para siempre mi amor, para siempre, para siempre jamás…
    
    Sí Sandra. Tú, para siempre, ...
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