La mujer de mi hijastro
Fecha: 11/02/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Me llamo Gastón, tengo 49 años, taxista, vivo en Buenos Aires, Argentina. Cuando conocí a Adriana, ella tenía un hijo pequeño. Al tiempo de salir, Adriana y yo nos fuimos a vivir juntos. Crié a Rodrigo desde que tenía menos de un año. Con Adriana no tuvimos hijos, ya que al poco de vivir juntos, le descubrieron que tenía cáncer de útero. Bueno, eso fue toda una historia. Padeció lo que nadie imagina, hasta que murió. Yo a Rodrigo lo crié como mi hijo, hasta que conoció una chica peruana, evangelista, lo metió en su religión y ya no era el mismo Rodrigo que yo había criado. Mireya, que asi se llama la chica esta, tiene todas las características de india. Piel cobriza, pelos lasios negros, ojos color café, no mas de metro sesenta. Pero cuando me la presentó hubo algo en ella que no me gustó, no por sus rasgos físicos, fue como me miró. Rodrigo y yo, no nos parecemos en nada, él es castaño, metro setenta, ojos marrones, yo soy rubio, metro ochenta y cinco, ojos azules. Vi un brillo extraño en sus ojos, pero también se mantenía distante. El noviazgo siguió, hasta que un día me dice que se van a casar. Se casaron, pero a último momento sus suegros les dijeron que no podían vivir en su casa por falta de espacio, asi que se vinieron a casa, no iba a dejar tirado a mi hijo. Mireya era la clásica mujer que no rompe un plato, nos atendía a mi hijo y a mí, pero siempre me llamaba la atención como me miraba a hurtadillas. Poco a poco fuimos teniendo confianza. Mi hijo empezó a trabajar ...
... de noche, dormía todo el día y yo en el taxi trabajaba todo el día. Una noche cenando con Mireya le pregunté por que me miraba así?. «Hay señor, no quiero que se moleste conmigo», me dijo, «no Mireya, no me molesto, solo quería saber por que me miras así?, nada más», le dije y seguimos comiendo. «Es que usted es muy atractivo y me gustaría tener un hijo así de su color y con esos ojos», me dijo, «vos sabes que Rodrigo no es hijo mío, así que salvo que yo te haga el hijo, no creo que salga como yo», dije sonriendo. Mireya agachó la cabeza riendo. «Usted debe de tener mujeres mucho mas hermosas que yo», me dijo sin levantar la cabeza. «Y a vos quien te dijo que sos fea?, lástima esas ropas que llevas», dije y me prendí un cigarrillo. «Que tienen mis ropas, son ropas comunes», me dijo, «no, porque seguro que haz de tener un lindo cuerpo, y esas ropas te tapan toda, la falda te va mas abajo de las rodillas, no dejan ver tus lindas piernas, esa camisa que llevas, tan olgada, no dejan que se te noten tus pechos, menos mal que vas de ojotas en casa, por lo menos te veo los pies»,. le dije fumando y tomando un trago de vino, «hay las cosas que me dice», dijo riendo, «no, te digo la verdad, vos desnuda tenes que estar divina». Mireya no me dijo nada y retiró los platos de la mesa. Estaba como nerviosa. Nos despedimos y me fui a dormir. Al otro día cuando vengo de trabajar, mi hijo se había ido a su trabajo, saludo a Mireya y me fui a duchar. Cuando salgo Mireya estaba en su dormitorio, ...