Negocio de familia
Fecha: 12/02/2020,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mamá nos estaba gritando desde abajo:
--¡A ver a qué horas!
Como siempre, luego de inspeccionarnos y arreglarnos aquí o allá el cabello, un detalle del maquillaje o un pliegue de ropa, o lo que fuera, quedó satisfecha y nos dijo que nos fuéramos a la sala, pues no tardaban en llegar los primeros clientes.
Yo tenía un poco de hambre, así que me metí a la cocina y busqué algo en el refri.
--¿Buscas el pollo? --escuché decir atrás de mí a Héctor, mi primo.
--Sí, ¿se acabó?
--Sorry, me lo comí hace rato.
--¿No deberías ya estar en la puerta?
--Yo también tenía hambre... --dijo, mirándome divertido, y, apretándome entre sus brazos enormes, me dio un beso rápido en la boca.
--Te va a ver mi mamá y se va a requetenojar.
--Total, siempre se enoja... --dijo, y volvió a besarme.
--Ay, ya, en serio que nos va a regañar.
--¿Por qué no has venido a verme?
--¿A qué horas quieres que vaya? Te la pasas dormido, y cuando despiertas ya es bien tarde, y luego mi mamá que no me quita ojo.
--Tengo unas ganas tremendas de cojerte --me dijo, sin dejar de besarme y manosearme el trasero, frotando su pija erecta contra mi cuerpo.
--No me vayas a ensuciar la falda.
--¿Vienes en la noche?
--Mmhh... pues si no vienen muchos clientes, y no estoy tan cansada...
--Ándale, nomás para dormirme contigo.
--Ja, pues no que tenías unas ganotas de cojerme.
--¡Ejem, ejem! --carraspeó mi hermana en la puerta.
Nos separamos al instante.
--Te está ...
... buscando mi mamá, ya tenías que estar allá abajo --le riñó, y luego me miró a mí enfadada.
Él se marchó refunfuñando algo, y, al quedarnos solas, ella se paró frente a mí.
--Ya sabes que a mamá no le gusta que andes con él.
--¿Por qué?
--Pues porque... no sé... a mí tampoco me gusta.
--No estábamos haciendo nada.
--Sí, ahorita no estaban haciendo nada.
--Bueno ya, no pasó nada --dije yo, evadiéndome, y me fui a la sala, sin haber probado bocado.
Y en verdad no comprendía por qué no les gustaba, total, que fuéramos primos era lo de menos, y, de cualquier modo, había sido con él con quien por primera vez lo hiciera, el primero que me penetró y me hizo hembra, antes de tomar hormonas, antes de tomar el lugar de mamá en el negocio, cuando sólo me vestía a escondidas y solamente fantaseaba con ser nena.
Mientras esperábamos en la sala, con la música a medio volumen, recordé aquella primera vez con él, y luego otras tantas, incluida aquella en que mamá nos pescó en mi cama y, tras sacarlo a patadas y darme a mí una tunda, acabó resignándose a que no había más que hacer: yo era así y no iba a cambiar nunca, así que era mejor sacar un poco de provecho.
Total, teníamos una larga tradición en la familia, mi abuela había sido puta, y luego mi mamá, después mi hermana, así que, el que yo hubiera nacido hombrecito era lo de menos, y como ellas también yo me hice puta.
Y si bien mamá todavía tuvo sus dudas, al momento de ver la demanda que una nena como yo ...