Mi perro se llamaba Tarzán
Fecha: 14/02/2020,
Categorías:
Zoofilia
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... encantaba! Estaba yo en el quinto cielo, siendo la hembra de mi perro cuando de pronto sentí que en una de las embestidas de Tarzán, pretendió introducirme algo muy grueso tratando de dilatar mi ano a extremos dolorosos. Ahí recién me di cuenta que cuando vi la pija de Tarzán no la había visto todavía toda afuera y que no era, lo que yo vi, el nudo del abotonamiento. Todos los sentimientos que había tenido hasta ese momento desaparecieron y me inundó el terror pensando que iba a ser terriblemente lastimado. Con desesperación y un esfuerzo supremo traté de deshacerme del aprisionamiento de Tarzán. Pude hacerlo, y entonces me levanté rápidamente alejándome del lugar preso de un terrible miedo y un profundo sentimiento de culpa. Mientras volvía caminando a la casa, sentí chorros de líquido caliente que salían de mi ano y se deslizaban por mis piernas. Otra vez el horror hizo presa de mi, pensando que me estaba desangrando. Instintivamente me toque y ahí me di cuenta que lo que salía de mi cola no era sangre, sino la leche que Tarzán había podido depositar dentro de mi, eso me tranquilizó y volvió a hacerme sentir hembrita, una sensación que cada vez me agradaba más. - Los días siguientes transcurrieron mientras en mi interior se debatían dos sentimientos contradictorio. Por una parte sentía que lo que había hecho era extremadamente sucio y asqueroso, que no solo me había comportado como nena, sino que lo había hecho con un animal, con un perro, mientras que por el otro no ...
... podía dejar de pensar en el placer que había experimentado mientras Tarzán me cogía con todas sus fuerzas y que lo que debía hacer era encontrar una forma de lograr que mi ano aceptara el bulbo de Tarzán y que quedara abotonado a él hasta que se encontrara totalmente satisfecho. - A medida que pasaba el tiempo, iba triunfando la segunda idea. De hecho en esos días no dejé de masturbarme, pero en esas ocasiones siempre fue pensando en que Tarzán me hacía poderosamente su hembra. Cuando antes me había masturbado introduciéndome cosas, lo había hecho con la utilización de lubricantes caseros, cremas, jabón, etc. Se me ocurrió, entonces hacer uno mezclando aceite (de cocina, era el único que tenía) y manteca la cual había sido utilizada en una famosa película de la cual había oído a pesar de mi edad. - Hasta que un día de verano, tuve mi oportunidad. Mis padres salieron en una visita a unos amigos de la que no volverían hasta la cena. Una vez que se fueron, con un nudo en el estómago hice el menjunje que había ideado. Una vez terminado me desnudé y salí hasta donde se hallaba Tarzán. Al verme llegar, este comenzó a saltar y mover la cola, como si supiera que intenciones tenía. Desaté a mi perro y no tuve inconvenientes en que me siguiera hasta dentro de la casa, mejor dicho a un patio de la misma, sintiendo en el trayecto toquecitos de su hocico entre mis nalgas, lo que me hizo sonreír y ponerme muy contento. En el lugar que tenía preparado, con el pote del lubricante inventado, me ...