1. Una esclava inesperada VI


    Fecha: 17/02/2020, Categorías: Gays Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... después, y tras otro orgasmo de Elisa, recostamos a Ga boca arriba y nos dedicamos a la asombrosa tarea de meterle el pepino en la vagina a Ga. Elisa seguía insaciable y se colocó en algo parecido a un 69 para ayudarme mientras que Ga, seguía metiéndole la lengua en sus agujeros.
    
    El pepino era demasiado grueso para el agujero de Ga, pero al meterle un par de dedos y probar su elasticidad, me di cuenta de que se podría hacer, sólo era cuestión de que soportara el dolor. Elisa masturbaba a Gabriela y de vez en vez le azotaba el pubis, pero de manera leve y Ga la incitaba a hacerlo más fuerte. Cuando logré meter cuatro dedos en la vagina de Ga juzgué que era suficiente. Comencé a intentar meter el pepino, pero aún era algo grueso para el agujero de Ga. “Amo, aunque grite, fuérzalo a entrar. Desgárrame, soy tuya.” Me sorprendí de tal comentario, pero no me lo pidió dos veces, pues casi golpeaba la entrada con el pepino, para que éste entrara. Al fin logró entrar un poco, aunque Ga gritaba de dolor, pero abría más las piernas para dar cabida. Elisa estaba paralizada, no creyendo lo que estaba entrando por la vagina de la mujer que le estaba mamando el culo y el coño. Sin embargo, no entraba. Elisa le dio un azote algo fuerte en el pubis y fue cuando Ga explotó en un orgasmo. “Más fuerte, pégame más fuerte cabrona, déjame la concha como un jitomate”. “Pareces niña si me pegas así, ¡¡ más fuerte chinga!! “, le decía a Ga a Elisa, que trataba, aún con cierta reticencia a cumplir ...
    ... las exigencias de la mujer que estaba debajo de ella. “Ya clávamela entera y hasta el fondo, por favor. Ya no aguanto. ¡Hágalo ya!” me gritaba y, yo también con miedo, comencé a forzar la entrada de la ya dilatada vagina de Ga. Impresionantemente, su vagina abría paso a semejante carajo.
    
    Increíblemente (y con dolor) mi verga estaba erecta de nuevo. Y, por alguna razón, mi mente volvió a ceder a mi lado oscuro. Sin contemplaciones, saqué casi por completo el pepino de la vagina de Ga y de un solo empujón lo metí entero. Ga profirió un alarido, pero al instante siguiente me decía que le pegase y lastimase. Como Elisa se había quedado estática y atónita ante la situación, le solté una cachetada en el rostro y le dije: muévete, que vas a ver como se le trata a esta mujer.
    
    La moví y comencé a azotar su pubis de una manera brutal, pero Ga sólo pedía más. Mientras la azotaba, metía y sacaba lentamente el pepino de su concha y ella me incitaba a hacerlo más fuerte. Paré y le dije que se colocara a cuatro. Le ordené a Elisa que se pusiera debajo de Ga, porque la quería penetrar mientras maltrataba a mi esclava. Ella, aún en un estado entre incredulidad y placer, no obedeció mi orden. Se me estaba olvidando que ella no era mi perra y no me obedecía, pero no lo pensé en el momento y le solté una nalgada. Como no obedecía le solté una más fuerte y rápidamente se fue a colocar bajo Gabriela abriendo sus piernas. Ellas comenzaron a besarse y yo a disfrutar. Penetré a Elisa, y comencé ...