1. El Viejo Intruso


    Fecha: 25/02/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Duncan58, Fuente: SexoSinTabues

    ... largo tiempo a un viaje de negocios, como si hubiese sido ayer. Ana lo corregía o completaba cuando era necesario. Llegó el momento en que el albañil empezó a describir el primer contacto sexual con la bella señora. A Carlos se le notaba que se le había parado y empezaba a acariciarse el bulto sobre sus holgados pantalones. Ramón empezó a bajar su cremallera. Ana, incierta de que haría el albañil, se retrajo un poco con cierta expresión de sorpresa. “…y así fue mi buen Carlos, que con esto-, sacando su enorme y semiflácido pene, -conquisté a esta-, dijo al tiempo que ella asentaba con su cabeza y Ramón daba por concluido el relato. Habrían transcurrido casi dos horas desde que llegó Carlos hasta la cúspide de la plática. Ana empezó a acariciar el pene de su amante en escasos segundos, Ramón alcanzó su clásica brutal erección. El viejo se quedó mirando impresionado el tamaño de éste, y de ver como una mano de Ana no llegaba ni a la mitad. - ¿Vé don Carlos? -, dijo ella. –El tamaño sí importa-, al tiempo que inclinó su cabeza y empezó a lamer el enorme glande de Ramón, deleitándose de darle al viejo vaquero el espectáculo que jamás olvidaría, esperando que eso fuera “el pedacito” por su silencio. Ramón empezó a desbotonarse la camisola. Mientras le mamaba la verga, Ana deshizo los botones inferiores. Ella se levantó un poco, mientras él se deshizo de su pantalón. Ya desnudo, Ramón desvistió a Ana, pero no bajó su pantalón. Carlos se puso de pie, y dijo: -pues ya entrados en ...
    ... confianza-, se quitó las botas, se bajó el pantalón hasta las rodillas y se sentó de nuevo. Se puso a mover su pene y a cachetearlo, para que despertara y poderse masturbar a gusto. Ana dirigió su mirada, sin dejar de mamar la verga de Ramón cuando éste le tocó le brazo en señal de que pusiera atención, y vió como Carlos jugueteaba con su flácido pero grande pene. Ana le guiñó un ojo al viejo, pero sin separar un solo instante su boca del pene de su amante. Pasaron un par de minutos y Ana se incorporó. - ¡Ay don Carlitos, que pena con usted! -, le dijo al viejo en tono piadoso. ¡Ustedes no tengan cuidado!, ¡sigan, sigan!, aprobó. Ana se puso de pie. Con sensual gracia y movimientos, bajó su pantalón mostrando sus hermosas nalgas al viejo vaquero, las mejores que habría visto en su vida. Ana volteó sonriente hacia don Carlos, y sonriente le dijo: ¡pero qué buena verga tiene usted don Carlos! ¡Cualquier verga ajena que conozco es mucho más grande que la de mi marido!-, dijo ella haciendo sentir cierto orgullo al viejo y con ello acelerando su lenta erección. Ana se puso de rodillas entre los muslos de Ramón y empezó de nuevo a mamarle la verga, moviendo sus nalgas para deleitar al caliente viejo sin que ella ni Ramón sintieran inhibición alguna, como si nadie los viera. Se puso de pie, y se sentó junto a Ramón. Se podían ver en su pene los latidos de su corazón. -Me encanta que me la meta por el culo-, dijo Ana dirigiéndose a Carlos. - ¡Acérquese Carlitos!, venga para que vea como ...
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