1. El Viejo Intruso


    Fecha: 25/02/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Duncan58, Fuente: SexoSinTabues

    ... me la mete-, le señaló. El viejo se levantó y caminó torpemente hacia la pareja. Se paró a un lado, al tiempo que Ana empezó a sentarse en la verga de Ramón. El viejo se inclinó un poco para ver mejor, como la enorme cabeza empezaba a hacer a un lado el esfínter de la bella señora y a penetrar sus entrañas, poco a poco, mientras ella gemía de placer. Cuando la tenía completamente ensartada, Ana empezó a moverse con ritmo. El viejo acercó su silla a escaso metro y medio y empezó a disfrutar su película pornográfica en vivo, empezando lentamente a masturbarse frente a Ana. Con los enormes huevos de Ramón como limitantes, Ana jadeaba y gritaba mientras el viejo lentamente se masturbaba, haciendo que su pene alcanzara un decente tamaño de unas 8 pulgadas. -Quizá fue tan vergón como tú-, le dijo sonriendo a Ramón. - ¡Naaaah! -, contestó el albañil. – Como esta no encontrarás ninguna-, le aseguró. Con la ayuda de sus dedos, Ramón arrancó de Ana un escandaloso orgasmo en unos minutos más. Carlos se la jalaba, pero no había respuesta. Ana le hizo una señal con la mano que se calmara y esperara. El viejo le hacía ademanes de decepción, mientras ella le daba a entender que desaprobaba sus fallidos intentos. Carlos seguía señalando. Ramón, con la espalda de Ana frente a él, no podía ver absolutamente nada. Mientras Ana y Carlos seguían intercambiando señas, Ramón empezó a sentir la incontenible sensación de venirse. ¡Ah, ah, ah!, comenzó el potente albañil a gemir. ¡Ay Carlitos!, dijo ...
    ... Ana, ¡me van a llenar el tanque!, al tiempo que empujó con toda la fuerza que pudo sus nalgas contra el vientre de Ramón. El albañil hizo una especie de convulsión al tiempo que empezó a liberar su caliente y abundante semen dentro del intestino grueso de Ana, mientras ella entre gemidos le dijo ¡así, así, papacito…, lléname toda de tu leche!. Ana se desplomó sobre el pecho del exhausto albañil, satisfecha. Unos momentos después, se puso de pie. Se volteó para besar a Ramón, inclinándose y abriendo un poco sus nalgas para que el viejo viera una tímida porción de semen, asomando de su ano. Al agacharse un poco más, Ana no pudo contenerse y se le escapó un pequeño chorro hacia la parte interior de su muslo, mientras le susurraba algo a Ramón al oído. Se limpió lo que había salido por su ano, y desnuda jaló a don Carlos de los brazos hacia ella, llevándolo al sillón donde estaba sentado Ramón. El albañil se recorrió a su izquierda. Ana se sentó junto a él, y el viejo a su derecha. Volteó, y besó a Ramón en los labios. Luego volteó y besó en una mejilla al viejo. Tomó la verga de Carlos en su mano derecha, sintiendo su notoria falta de dureza como la de Ramón, aún así, le salía de la mano, no como la de su marido. Lo volvió a mirar, y poco a poco se empezó a inclinar para empezársela a mamar. Carlos jamás hubiera esperado que los dulces, - y profesionales -, labios de la hija de su patrón estarían alguna vez arropando su bichola. Carlos se relajó. Bajo su pantalón hasta los pies, ...