El Viejo Intruso
Fecha: 25/02/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Duncan58, Fuente: SexoSinTabues
... albañil haciendo que su dedo se le saliera del culo. Se recargó dando la espalda a la ventana, abrió sus muslos y le ordenó Ramón que hiciera lo propio. Lentamente se deslizó hacia el piso. El frío en sus nalgas fue compensado por la ardiente lengua de Ramón, quien se recostó frente a ella para lamer su babeante vulva, mientras ella acariciaba su pelo y jalaba su cabeza hacia ella para que la lamiera con más intensidad. En ruido de la boca de Ramón jugueteándole la vagina a Ana era algo excesivo y se escucharía claramente hacia afuera. Preocupados, se pusieron de pie. Ramón la cargó de nuevo a la recámara y se entrelazaron en una candente sesión. Ramón casi eyaculó en su vagina, pero lograron separarse a tiempo, dándole a Ana su primera ración del día de su caliente y abundante semen en la boca, que ella devoró apasionadamente. Mientras ella se bañó por segunda vez aquella mañana, Ramón regresó a continuar con su trabajo. Unos minutos más tarde, Ana fue a donde estaba Ramón trabajando, completamente desnuda. -Necesito entonces que le digas a Lupita que vas a ir al rancho a hacer una chambita, quizá un par de días-, le dijo. Ramón asentó son su cabeza, y le dijo que lo único que faltaba era saber cuánto material ocuparía. -Ya hice la lista. Iré a comprar todo mañana y nos vamos el miércoles, ¿te parece? -, propuso Ana. - Tu eres la que paga y manda -, contestó el albañil. – Mi verga y yo estamos listos cuando tú digas preciosa -, añadió él. Cuando Eduardo llegó a comer y Ana ...
... ya había recogido a los niños de preescolar, se sentaron a la mesa. Ana llamó a Ramón a comer y se sentó con ellos, Eduardo en la cabecera, a su lado su bella esposa, y del otro el sucio y sudado albañil en sus raídos y acostumbrados pantalones cortos café de pana, que con seguridad habían sido de Eduardo alguna vez cuando era más delgado. Ana empezó a contarle el plan de trabajo a Eduardo, mientras é comía y asentaba con la cabeza. -Me da algo de preocupación que vayas sola- dijo Eduardo. - ¡Claro que no! -, contestó Ana Rápidamente. – Voy con Ramón, el me cuidará, ¿verdad Ramón? Agregó. - Acuérdate que cuando te vas, nos encargas a él -, le recordó Ana. - Estarás bien, claro -, dijo Eduardo, dando por aprobado el viaje al rancho que estaba a poco más de 110 km. de distancia. En aquellos años no había teléfono celular ni forma de contacto, salvo por teléfonos rurales o radiocomunicación en lugares apartados. El miércoles temprano, Ramón cargó el material y herramientas en la camioneta pick-up de Eduardo. Ana se puso al volante, el albañil subió a su lado. Ana y Eduardo hicieron un recuento de lo necesario, se besaron, se despidieron y partieron a “La Herradura”. ******************** En el camino, Ana le dijo que de alguna manera tendría que terminar el trabajo a manera de reto, -lo que significa que no andes de caliente queriéndome culear, ¿te queda claro? -, le dijo riéndose. A unos kilómetros de la salida de la carretera principal, Ana detuvo la marcha en una gasolinera. ...