1. El Viejo Intruso


    Fecha: 25/02/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Duncan58, Fuente: SexoSinTabues

    ... Entraron a la tienda de enseguida. Ella le compró algunas cervezas. Había escondido una botella de vino blanco en su equipaje sin que Eduardo lo notara, pero Ramón era cervecero empedernido. Le compró también algunas cajetillas de Raleigh y regresaron a la camioneta. Ana le tiró las llaves al albañil, indicando que el condujera. Se pusieron en marcha, y cuando la carretera estaba despejada, ella se recorrió hacia él y se puso el cinturón de en medio. Unos minutos después, al sentirse algo incómodos, ella se apartó de nuevo. Estaba inquieta. - ¿Estas bien? -, preguntó Ramón - Si-, contestó Ana. - Andas media intranquila, ¿quieres que nos regresemos? – sugirió Ramón. - ¡No, para nada! - le aseguró ella. - ¡Ya sé que te pasa preciosa!, exclamó Ramón. Soltó una mano del volante, la acarició, y se desabrochó el cinto del pantalón. Bajó su cremallera, y sacó su enorme y erecto pene. Se quitó el cinturón de seguridad, y le dijo a Ana: ¡es toda tuya!, nomás procura no morderme porque nos podemos meter un putazo, le advirtió. La bella y joven señora se inclinó, y despareció de la vista, bajando el pantalón y el calzoncillo de Ramón a medio muslo, mientras que él inclinaba el volante hacia arriba. Ana tomo posesión de inmediato, y empezó a mamarle la verga a Ramón mientras este conducía. Se arrodilló sobre el asiento de la camioneta, bajó su pantalón hasta las rodillas exponiendo sus bellas y desnudas nalgas por la ventana de su lado. Abrió su blusa, y sus bellas tetas quedaron ...
    ... expuestas. Así le gustaba a Ramón, y así le encantaba hacerlo. Aunque la carretera estaba sola, Ramón aminoró la velocidad cuando vio un camión de carga acercarse por detrás por el espejo retrovisor para que los rebasara. Ana preguntó que si que pasaba y si se iban a detener. Ramón le dijo que era un camión que los iba a rebasar. - ¡Mmmmh! -, gimió ella, ignorando la posibilidad de que la vieran mamando la verga del albañil mientras éste metía el dedo medio en el culo. Ramón bajó el cristal y le hizo señas al conductor para que lo rebasara. Eran dos ocupantes. El del lado derecho alcanzó a ver perfectamente la rubia cabellera de Ana clavada entre el volante y el estómago de Ramón, y como él le metía el dedo por encima de sus blancas nalgas. Cuando los rebasaron, el conductor sonó la corneta dos veces como señal que se dieron cuenta de lo que pasaba. Ramón jamás sabría si se trataba de conocidos de Ana y Eduardo, simplemente hizo señas de triunfo con su pulgar hacia arriba. - Supongo que nos vieron -, murmuró Ana al levantar su cabeza y ver el camión alejarse. - Claro que nos vieron -, aseguró ella misma, - pero ni idea quien será y si alguna vez los volveremos a ver -, agregó despreocupada. -Si quieres, rebásalos tu ahora para que me vean las nalgas-, dijo Ana en tono de broma, pero a Ramón no le desagradó la idea. Imprimió más velocidad a la camioneta, alcanzaron al camión, éste bajo la velocidad, y Ramón pasó de largo por su izquierda, dejando ahora al conductor disfrutar la vista ...
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