1. Ayudando a mi hermana a rasurarse


    Fecha: 25/02/2020, Categorías: Infidelidad Autor: orestes santoyo, Fuente: CuentoRelatos

    ... la humedad por todo su botoncito de placer que ya parecía un dedo pequeño, en momentos cerraba los ojos, yo abría los míos más grande y empecé a relamer mis labios porque la saliva en mi boca parecía multiplicarse, -ahora que escribo sobre ese momento,- me parece que era el espectáculo erótico mas ardiente que había presenciado. Pero podía mucho el mirar una bella mujer, con una puchita jugosa con las piernas abiertas y más si era mi hermana,
    
    -¡Anda hermanito! ¡Relájate! ¡No pasa nada!
    
    Como si sus palabras hubieran sido una orden, afloje mis pantalones que cayeron al piso, baje mi bóxer a mis muslos ya con mi mano apretando firmemente mi erección, mi hermana dejo de mirar a la pantalla, su mano acelero los movimientos, los brillos de su lubricación se incrementaron, mi propia lubricación empezó a fluir, hice un alto para distribuirla por mi glande y continúe deslizando mi mano a todo lo largo de mi herramienta.
    
    -¿Me dejas tocarla? ¿Sí?
    
    Como autómata camine a su lado, lo hice a pasos cortos pues los pantalones en los tobillos no permitían más.
    
    Con dificultad extendió el brazo, le ayude a sostenerlo cerca de mi cuerpo, con solo tres dedos, trato de acariciarlo, sentí como un chispazo de corriente correr por todo mi cuerpo, me quede quieto. Mi herramienta brincaba entre sus dedos.
    
    No pude resistir más, solté su brazo y me incline, ahora fue mi mano la que llego a acariciar su jugosísima entrepierna, llegue directo a su clítoris, un fuerte gemido me indico que ...
    ... a mi hermana le había gustado, solo unos cuantos movimientos y mis dedos estaban empapados, los lleve a mi boca para catar su sabor, regrese a su nido y el solo contacto motivo un buen orgasmo de mi hermana que dijo -¡Sí! ¡Sí! Siiii
    
    Las barreras habían caído, no pensé más en que fuera mi hermana, acerque mi herramienta a su boca, ella solo abrió hasta donde pudo y yo solamente empuje.
    
    Mis dedos no se quedaron quietos y empecé a introducir dos de ellos, en forma de gancho trate de tocar el techo de su vagina, presionando al mismo tiempo su clítoris.
    
    La succión con presión me indicaba la inexperiencia de mi hermana, llego a lastimarme pero lejos de perder la erección, ahora mi glande brillaba y se veía cada vez más morado, cuando lo retiraba de la boca de mi hermana.
    
    -¡Anda, por favor, termíname! ¡Cómeme! ¡Mátame!
    
    Obediente a su demanda y sin pensar en nada mas, me coloque entre sus piernas y comencé a devorar ese maravilloso coñito, metí mis manos bajo sus nalgas ayudando a levantarla, mordía, chupaba y lamia su botoncito, recogía lo mas de jugos que podía, el sabor era enervante, me hacía querer ir por mas, a cada lamida iba más dentro, más profundo, ella abría más y más las piernas hasta que de repente un gran temblor comenzó a trepidar por sus muslos, glúteos y vientre, me costaba seguirla, se puso rígida, se elevó un poco sobre la cama y luego cayo, quedo lánguida, inerme, cubierta de sudor pero con una enorme sonrisa sobre sus labios.
    
    Me levante a secar ...
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