40 grados bajo las sábanas
Fecha: 25/02/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Horny, Fuente: CuentoRelatos
... molesta me dices y paramos.
Yo asentí con la cabeza y entonces el se incorporó un poco y comenzó a bajar por mi cuello y espalda besándome sin afanes, con sus labios y lengua. Su polla estaba cómodamente instalada en el canal entre mis nalgas y sus manos apoyadas en mi cintura.
A medida que me besaba me iba relajando y soltando la sábana que tenía agarrada. Minutos después llegaba a su objetivo: mis nalgas, las cuales recibieron una buena dosis de besos y lametones. Posteriormente las separó con ambas manos y se hundió entre ellas con sus labios primero y luego con la punta de su lengua. Para este momento mis nervios habían desaparecido por completo y me dejaba llevar por la situación tan deliciosa de sentirlo lamer mi "puerta trasera" y mas de la manera en que lo hacía, con suavidad y devoción como si mi culo sonrosado fuera su plato favorito el cual quería degustar sin afanes.
Sus dedos reemplazaron su lengua y mientras hurgaba esta vez mi vagina me besó en los labios con indescriptible pasión, mordiéndolos y halándolos hasta casi hacerme daño. Sin duda lo que acababa de hacerme lo había dejado supremamente encendido y a mi ni se diga, no estaba caliente sino hirviendo. Me tenía donde se le daba la gana, a punto de ebullición.
Los movimientos de dos dedos en mi vagina aceleraron y de allí comenzaron a pasar a mi culo para lubricarme con mis abundantes flujos vaginales.
―Dámelo ya mi amor – gemía yo – quiero tenerte.
Mi gemido fue la gota que derramó el ...
... vaso y ni corto ni perezoso apuntó su verga a mi culito ya dilatado y de un solo golpe entró el glande. Lo dejó allí quieto, no retrocedió mientras ambos nos acostumbrábamos a la nueva situación. Yo trataba de vencer mis ganas naturales de apretar tratando de relajarme. El arrodillado entre mis piernas me tenía fuertemente agarrada por las caderas, no me soltaba y yo intentaba mirarlo por encima del hombro.
―Sigue clavándome César – gemí de nuevo intentando pegarme un poco más a él a pesar de mi dolor.
El continuó avanzando por mi estrecho canal de placer lentamente hasta llegar al final. Luego comenzó a moverse y yo me enloquecí, no podría creer que en verdad lo estaba disfrutando. Me moví hacia atrás hasta quedar en cuatro, como una perrita, posición en la cual podía corresponder plenamente sus movimientos. El me agarraba las tetas desde atrás, halándolas y sobándolas para regresar de nuevo a las caderas. Me sostuve con una mano mientras con la otra me masturbaba, ambos gemíamos, casi gritábamos pero nada nos importaba, solo el goce, el placer, el disfrute, bebernos el uno al otro hasta la última deliciosa gota, amarnos hasta mas no poder, ser uno solo. En ese momento no tuve uno sino dos orgasmos seguidos, largos y fuertísimos, cuyas contracciones provocaron que el también se corriera, había sido sencillamente espectacular.
Nos acostamos de nuevo frente a frente para disponernos a dormir, ya oscurecía y el día había sido agitado, además nos esperaba otro día de ...