MI tía Ana
Fecha: 28/02/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
No sé ni por qué se me ocurrió empezar éste relato. Supongo que el morbo de lo ocurrido éste año me animó a contároslo. Para empezar, me llamo Luis Manuel, aunque todos me llaman Luis,y tengo 19 años. Vivo en un pueblecito cercano a Zaragoza y estudio Biología en la Escuela Politécnica. Siempre he sido un buen estudiante y no he tenido problemas en sobrellevar la carrera año a año. Llevaba una vida tranquila con mi madre y mi hermano, pues mi padre falleció el año pasado y aunque reconozco que fue un duro golpe me he recompuso bastante bien. Sin enrollarme más os hablaré de mi tía, la protagonista del relato. Ana tiene 42 años y vive en Zaragoza capital con su madre (mi abuela). Es hermana de mi padre. Siempre hemos tenido muy buena relación para charlar y quedar de vez en cuando. Tiene un carácter jovial y expresivo y es una magnífica persona, me extrañaba muchísimo que nunca se hubiera casado ni tener hijos(bueno, en realidad en 2011 se quedó preñada pero abortó pues el padre no se quiso responsabilizar ). Aquí empieza el relato que os quiero comentar. Os puedo garantizar que es real y me considero muy afortunado de poder haber vivido una experiencia de amor filial de éste tipo, pues considero que poca gente habrá tenido la experiencia que os voy a contar. Acabando el verano de 2016 y a mis 18 y pegándome mi verano padre de final de segundo de Bachillerato, mi tía llamó a mi madre con la intención de comunicarle que la abuela a su 80 años ya no se valía por sí misma e iba ...
... a contratar una residencia para que así la pudieran atender, pues ella con su horario de reponedora le venía imposible cuidar de su madre. Mi madre aceptó su propuesta y Ana viviría sola en la capital, pero a mi madre se le ocurrió la magnífica idea de que yo podía quedarme a vivir con Ana, ayudarla en casa y así no se sentiría tan sola. Al principio me cagué en mis muertos pues tenía ya preparado un pisito de alquiler en el que me iba a hartar de follar y fumar porros, pero vivir con mi tía, aunque no era muy estricta, lo cambiaba todo pues no me iba a permitir hacer éste tipo de cosas. Comenzó el curso y yo me trasladé a su casa en mi coche. Hacía casi un año que no veía a mi tita Ana con lo que le di un fuerte beso y un abrazo, charlamos sobre como iba todo y nos pusimos a merendar mientras mi tía me comentó que no tenía novio y que estaba un poco preocupada por sus posibilidades de ser madre que con esa edad eran ya casi nulas. Esas palabras de mi tía me destrozaron. Había superpuesto el cuidar a la abuela Fernanda a decidir disfrutar la suya propia, todo un ejemplo de la gran persona que es. Durante las primeras semanas de curso nada destacable entre nosotros, yo al no tener amigos no salía nada e iba al gimnasio de vez en cuando, ella a veces me acompañaba al gym o a hacer las compras. Os juro que hasta el día 21 de noviembre del 2016 nunca había albergado a mi tia cómo la mujer que es, sino como mi tía. Ese día entré de golpe en su habitación a coger un libro cuando me ...