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Luis, Jacobo y un verano 25 Reconciliación en la cama
Fecha: 28/02/2020, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... acero contraídos hasta parecer que mis tendones se romperían, tuvo que aflojar y dejar mis piernas sueltas para que me relajara o partía su verga por la presión que mi ano ejercía apresándola. Mi leche se esparcía entre los cuerpos, descansé unos segundos mientras Julio me besaba volviendo a bombear en mi culo. Aún no se había corrido, abracé su cintura con mis piernas y comencé a apoyarle en la cópula, cerrando y abriendo mi culo para darle placer y moviendo mis caderas para que notara mejor el roce de su glande en mí recto. -Sí, si mi amor, soy tuya, todo tuya, córrete vida mía, lléname con tu bendita leche mi amor. Con cada palabra que le decía le notaba temblar y excitarse más, y más, y más. -Préñame Julio, dale a tu mujercita tu semen, sí mi amor. Lo sentí como un torrente y con dolor su tremenda clavada, que me llegó al corazón e hizo que me encogiera. -¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! –gemía como una nena. –hasta que la paz nos envolvió como una suave sábana de seda que cayera sobre nosotros. Aún no nos habíamos lavado y su verga estaba saliendo de mi culo. -Despacio, sácala poco a poco o deja que salga ella sola, es maravilloso sentirla como resbala. -Julio, a pesar de no poder respirar, me besaba, me besaba. -Mi nena preciosa, ¡cómo me has hecho gozar! Mi reina. –esas muestras de cariño eran suficientes para que mi sonrisa ...
... aflorara, saliera al aire hasta convertirse en una alegre risa al sentir su verga escapando, o siendo expulsada por mi hambriento culo que apretaba para que no saliera. Estábamos acomodando nuestras cosas en las habitaciones de la hacienda, era otro verano el que nos esperaba y queríamos pasarlo bien después del esfuerzo de los últimos días tan movidos. Hubiera preferido que Julio durmiera con nosotros, había habitaciones de sobra, pero era lógico que a pesar de no tener a su tía se quedara con Rufo su tío. Extrañe que cuando nos recibió el personal no ver a su tía, miré más detenidamente a María y su sobrina Susana. Con certeza era campesinas guapas, imaginé a la mamá de Susana con su mismo rostro y como Julio a los trece o catorce años la follaba, y no sentí nada. Pensamientos que no tenían influencia alguna en mí. También miré más detenidamente a Rufo que, al bajar Julio del coche corrió a meterse entre sus brazos, parecía emocionado. Ahora sabiendo realmente lo que eran el uno del otro notaba el extraordinario parecido entre ambos, y a pesar de que Rufo llevara veinte años a su hijo no los aparentaba, sucedía que siempre iba más desaliñado por su trabajo en el campo. Resultaba un hombre extraordinario y tremendamente viril, lo que llegaría a ser su hijo en poco tiempo. El abuelo nos recibió dentro de la casa. Continuará.