Nuestra propia película en el cine
Fecha: 02/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: IMen4You, Fuente: CuentoRelatos
... comenzó a moverse de arriba abajo deliciosamente. Miraba en la poca luz sus nalgas como se movían para mí, estábamos creando nuestra propia película en una sala de cine.
Sus nalgas comenzaban a hacer esos sonidos tan exquisitos cuando chocaban contra mí, yo simplemente las apretaba con tantas ganas, mi miembro se estimulaba de forma tan increíble dentro de su sexo. Su humedad ya había empapado hasta mi propia ropa. Mi boca se acercó a su espalda, intentaba besarla pero con ese placer que me estaba provocando, lo único que podía hacer es morderla. Mis manos fueron por delante de su cuerpo, buscaba sus pechos, esos que tanto me fascinan. Los tomaba y me apoyaba de ellos para mover mi cadera junto con la suya. Nuestros cuerpos chocaban tan rico, los gemidos apenas y los hacíamos emitir para que no nos descubrieran. Mi mano derecha bajo al medio de sus piernas en busca de su sexo, mis piernas las separe por completo y su cadera se sacudía sobre mí. Movía mi miembro a su antojo y yo la dejaba hacerlo, simplemente no quería que se detuviera. Mis dedos iban en busca de su clítoris y eso activo esos movimientos desesperantes de su cadera. Se movía frenéticamente y yo sentía como ese placer en mi cuerpo llegaba al límite. Le dije apenas entre mis bajos gemidos que iba a terminar, eso simplemente hizo que se moviera frenéticamente a más no poder, me eche hacia atrás disfrutando de sus movimientos, ella me regresaba a ver sin ...
... detenerse. Apenas pasaron unos segundos y sentí como me bañaba en sus fluidos tibios, su segundo orgasmo estaba haciéndose presente, yo no pude esperar ni mucho menos contenerme con tan delicioso sentir de sus contracciones. Comencé a estallar y a llenarla con mi exquisito orgasmo, mis dedos se encajaron en su espalda mientras nos quedábamos inmóviles.
Ella se levantó, acomodó su falda y me dijo que iría al baño. Yo por mi parte me acomode mi pantalón y me relaje sobre mi asiento en lo que llegaba ella. A los 10 minutos regresó sonriendo, se sentó y se recostó sobre mi hombro. Terminamos de ver lo que restaba a la película. Como a la hora entre uno que otro beso entre ambos, uno de los trabajadores nos vino a decir que su hijo nos estaba buscando afuera, a lo cual nos salimos ya que la película en sí ni nos importaba en lo más mínimo.
Pasamos por un helado ya para irnos a casa, en el camino su hijo iba contando toda la película que él había mirado. Nosotros riéndonos simplemente, no por lo que decía sino, por la locura que habíamos hecho esa tarde.
Al llegar a casa, se bajaron y me dijo que si quisiera, podría acompañarlos en la cena.
Le dije que me agradaba la idea, pero primero tenía que ir a ducharme porque tuve una tarde muy agitada y no quería andar con los pantalones oliendo a sexo.
Ella soltó una carcajada y solo respondió:
- Pues trae unos extra, puede que con el postre también esos se te ensucien…