1. La chupitería


    Fecha: 02/03/2020, Categorías: Sexo en Grupo Autor: javie, Fuente: CuentoRelatos

    ... la mano y alcanza mi polla, restregando toda su saliva mientras me miraba con deseo. En ese momento reparé en que la otra mujer estaba mirando al mismo tiempo la escena. Virginia. Sonriendo.
    
    Merche tenía el coño ardiendo, entró toda mi polla lentamente mientras se desplazaba en su interior y notaba el relieve de su vagina. Una vez dentro miré su cuerpo, disfruté de la situación y de lo que estaba pasando. Comenzó a mover sus caderas en círculos, calculando el alcance de mi polla dentro. La situación era muy excitante y sabía que llegaría a correrme, pero aun así aproveché a meter mi mano por debajo de su falta y alcanzar su clítoris. Ya no llevaba bragas, no sé en qué momento se las había quitado. Comencé a excitarla, notando mi polla cómo se perdía dentro de su cuerpo y se deslizaba con los movimientos.
    
    Se me clavaban sus nalgas en mis piernas, pero sentía su abdomen contraerse y relajarse por dentro, apretando mi polla y moviéndola con sacudidas de excitación. Escoltado por las otras dos mujeres a ambos lados me sentía en lo máximo. Decidí intentarlo. Saqué mi mano de la falda ...
    ... y acerqué mis manos a ambos lados, intentando adentrarme en la falda de mis compañeras. “Eh! ¡Pero qué haces! ¡Espera!” Exclamó una. Al momento agarró un par de abrigos y los colocó encima de sus piernas. No hacía falta que me explicaran más. En un alarde de coordinación, mientras seguía follándome a Merche, nuestras manos se recolocaron de forma que estaba masturbando a Ana y Virginia mientras que notaba sus manos tocando la entrepierna de Merche. Sentía cómo apretaban mis testículos, frotaban el clítoris de Merche, acariciaban mi pene resbaladizo. Cuanto más me excitaban, más les daba a ellas. A las tres. Y ellas a nosotros.
    
    Pasados unos minutos ya no pude aguantar más y me dejé llevar dentro de Merche, eyaculando todo mi semen. Ella se detuvo en ese momento para notar el calor de las sacudidas mientras que Ana me decía “Así, así, llénala toda y córrete bien adentro, que se vaya bien servida”.
    
    Cuando terminó todo le hicimos un hueco a Merche, que se sentó a mi lado y me dijo “joder, me has llenado toda, ¿siempre te corres así?”. Nunca volvió a ser la misma Merche. Para mejor. 
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