Descubrí el punto A , en el culo de mi cuñada ¡Qué putaza!
Fecha: 06/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... Eunice, caliente como una caldera, se topó con uno que está sin almeja, y me doy un atracón de concha hasta empacharme.
Luego de ni sé cuántas veces desmontó y la lamió, no dejaba de mover el culazo, como para excitar a un muerto. Sabe que lo tiene grande y bonito, lo mejor de todo el que sabe usarlo y disfrutarlo. Sentada en el borde del sofá, me acaricia la poronga, le gusta manosearla. No me la había imaginado tan sensual, tan expresiva, sería por eso de que las apariencias engañan, en este caso totalmente, tengo delante a una desquiciada calentona que está buscando la horma de su zapato.
Sin dejar de frotarme la poronga, me dice: “soy una apasionada por el sexo, que Carlos no le da tanto como necesita, que para calmarse durante el día por las mañanas pasa por su amigo el bidet y se da un baño de asiento, con el chorro de agua tibia en “la canaleta” moviéndose consigue unos ricos orgasmos, claro nada que ve con el que me dio tu preciosa poronga cuñadito”
—¿Te gustó lo que te conté?, ¡Wow! se te puso más dura. Me tenías ganas también. Puedo ser tu perra esta noche, tenemos un buen rato para nosotros, la cena puede esperar y Marcela (su hija) pensaba quedarse en la casa del noviecito, así que…
Me gustan las hembras que no son “vuelteras” que van directo al grano, bueno… ella directo a la pija, sabe dónde está lo bueno, lo tiene entre manos, ¡ja! Mientras ejercita sus manos sobre el falo, yo las ejercito tocándole el culazo, se acomoda para ponérmelo bien “a ...
... mano”, me parece que la predilección por esa parte de su anatomía es gratamente compartida.
—¿Tanto te gusta mi culo?
—La pregunta es más que obvia, que tipo no mira el culazo que tienes. Lo sabes y lo meneas provocando, bien
putita, bien perra. Claro que me gusta, me encanta coger por el culo.
—¡Touché! También me encanta, más de lo que te imaginas. Vas a poder apreciar como lo voy a manejar cuando estés dentro. Me estás calentando, que guacho eres, cómo me pones de caliente. Deja de embromar, ¡vamos a coger! - ¿Cómo quieres que me ponga? ¿En cuatro? O… mejor, como la tienes gorda y un poco cabezona deja que me ponga encima así puedo acomodarme sin dolerme. ¿Crema? Hmmm… me parece que te gusta sentir como se abre la carne a su paso, al natural… hmm… bueno… vamos con saliva para comenzar…
Por comodidad me acomodo en el piso, sobre la alfombra, me tendió, acomodó en cuclillas, el choto bien lamido, gastó toda su saliva para humectar la cabezota y la entrada del culo. Descendió despacio, abriéndose los cachetones, moviéndose en círculos hasta quedar con la cabeza del choto a medio entrarle, inicia una especie de danza “ritual del orto” para acercarse e ir bajando despacio, sin dejar el subibaja.
Colaboro con mis manos ayudándola, sostener de las nalgas, favorecer el descenso hasta quedar a pleno, ensartada, descansando sus glúteos sobre mi cuerpo y el choto perdido en la profundidad del complaciente orto. La gloria de sentir como una hembra puede gozar tanto con ...