1. Descubrí el punto A , en el culo de mi cuñada ¡Qué putaza!


    Fecha: 06/03/2020, Categorías: Incesto Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... una pija dentro, el rostro dice más que sus gemidos. Inclina el cuerpo hacia mí, pone las tetotas en mi boca para que maltrate a esos agresivos pezones que desafían ser mamados y frotados.
    
    El polvo anal se va gestando desde sus entrañas, toda ella es una máquina de placer, encendida y a todo dar, subibaja, mueve en círculos, conoce todas las piruetas propias de una diletante del sexo anal. No para de vociferar, relatando paso a paso como disfruta el placer increíble.
    
    —¡Qué bien, qué bueno, qué bueno! ¡Cómo me gusta cogerte!!!!
    
    Todo lo que pueda escribir empalidece con el brillo impactante de sentir a una mujer de goce desconocido para mí, sobre todo en un momento de máxima, cuando comenzó a agitarse como una coctelera, vibrando y bramando, algo inusual y extraordinario. Bramó mucho más que cuando se vino por la concha, faltan adjetivos y sobran superlativos para expresar su pasión totalmente desatada.
    
    —¡Hmmmm… Ahhhh..!
    
    Itero, las expresiones son meramente referenciales, no llegan ni de lejos a explicitar cómo fue esa “acabada”. Se viene, con la poronga dentro del culo, moviéndose, es artífice de su propio orgasmo. Vocifera groserías y obscenidades que se parecen más a un rezo esotérico dirigido a la diosa de todos los placeres.
    
    —¡La puta madre!, como me haces gozar hijo de puta. ¡Que perra me haces sentir, guacho divino! ¡Cooomo me gusta!... –vocifera entre jadeos.
    
    Se encontró con la horma de su zapato, le calza justo y disfrutamos el gusto por lo mismo: ...
    ... Sexo anal. Prolongó la forma y duración de ese orgasmo tan alucinante que la dejé hace todo el gasto, solo ayudaba elevándome, impulsando con mis manos colocadas bajo mis nalgas facilito elevarme para que quede bien empalada, adornada con algunas nalgadas que van enrojeciendo ese culo alucinante. Agradece el disfrute extra. Siguió hasta que el orgasmo la había saciado, bueno… de momento.
    
    —Es tu turno, me gustaría dentro del culito, ¿Te va?
    
    Pregunta obvia, retomamos el metisaca, pero para poder venirme necesito más movilidad, darte más rapidito. Se pone a cuatro patas, arrodillada, la cabeza sobre el piso, sumisión total, sabe qué y cómo nos gusta, se abre los cachetes para que disfrute la visión antes de entrarme en ella. Monté como el mejor jinete, las nalgas entre mis piernas, espoleando como para domar a la yegua, subido sobre la grupa de esta potranca, nalgueando al mejor estilo del domador. El gemido imita un relincho para darle tonalidad de doma, nalgueo y me tomo de sus cabellos y comienza el galope algo brusco, dominado por la calentura me paso de revoluciones y le doy pija sin medir la vehemencia y la fuerza en la cogida, ella tan vehemente y tan sumisa.
    
    El todo vale, también en ella, pide más, incita y provoca, quiere a toda máquina, le gusta ser sometida con brutalidad, golpean los testículos en la vagina cuando me voy todo dentro de ella. Comienza a sentir las mieles del orgasmo otra vez y a vociferar improperios y toda la liturgia del polvo anal vuelve ...
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