Chantaje (VI): Un paso a lo prohibido
Fecha: 22/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: TKBDDOS, Fuente: CuentoRelatos
Era el último día del año, y con ello mucho trabajo, había salido muy de mañana pues la jornada simplemente era larga y varias empresas aprovechaban para promocionar sus productos, el día había sido algo pesado, las plantas de los pies me dolían por estar casi todo el día de pie. Al terminar el ultimo evento me dirigí a casa, al entrar todo estaba oscuro, prendí la luz y en la tv estaba un posti en el que mi padres me decían que los alcanzara en casa de la abuela la madre de mi madre, enseguida me fui a bañar, con aquella ducha mi cuerpo se había relajado, me apure y llame un taxi, el cual no tardo casi nada. Al timbrar la puerta de la casa sabía que había llegado, me apresure y enseguida nos marchamos.
En el transcurso del viaje me preguntaba porque demonios me había puesto ese vestido sin tirantes, he tenido que subírmelo un par de veces y perfectamente he advertido la mirada del taxista, pues constantemente ha visto el retrovisor, casi se han asomado mis pezones por encima de las lentejuelas. La mirada morbosa del taxista me ha puesto nerviosa, pues el trayecto es algo sólido, no quiero ni pensar que me pudiera hacer algo. He creído que mi vestido era discreto pero me contemplo horrorizada que gran equivocación al ponerme ese vestido, mis piernas eran el centro de atracción del chofer pues note como en un par de ocasiones su lengua recorría sus labios y su mano acomodaba su paquete.
Cuando me di cuenta ya había llegado a la casa de mi abuela, le pague al taxista y ...
... comencé a caminar, no sé porque, pero voltee haber que hacía y vaya el muy cretino me estaba grabando o fotografiando pero al verme arranco disparado como cohete, toque el zaguán y unos segundos después abrieron la puerta, al verme mi abuela me abrazo y beso mi mejilla, que bueno que has llegado hijita. Gracias por invitarnos abuelita, dije mientras nos dábamos dos besos. Caminamos donde se encontraba la familia ahí pude ver a mi tía Amelia y a mi primo con su esposa como toda una pareja de recién casados, melosos, empalagosos y cariñosos entre sí. En ese instante sonó el timbre. Creí que ya estábamos todos, pero me había equivocado, al ver que precisamente los que se sumaban a la fiesta eran mis primos Andrés y Miriam que igual venían llegando.
Al entrar a la casa veo la mesa llena de botellas de alcohol y mis tíos y primos ya celebrando, sin duda que para despedir la noche vieja y recibir al año nuevo estaría cargado de alegría. Entre risas, baile, alcohol, bromas transcurrió la noche eso sí, el alcohol ya los tenia prendidos y mareados. El momento de despedir el año había llegado, la abuela pedía de la atención, como era de esperarse, un instante de reflexión por parte de la abuela, de los bueno que habíamos hecho, de lo que dejamos de hacer, lo que esperábamos para este nuevo año, en fin algo que nos llegaba al corazón, tras ese discurso, las doce campanadas comenzaron a escucharse, y el brindis para despedir el año y recibir el presente. Los doce deseos con las uvas ...