Alicia 20/25
Fecha: 13/03/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues
... escalera con el dedo le pidió a mi tesorito que por favor le ayudase para acostar a los críos, él abrió otra puerta para entrar a su lugar de trabajo: había dos camillas de acero inoxidable que soportaban a sendos cuerpos tapados por una sábana. Mis pies querían huir de allí pero el hombre tranquilamente encendió un cigarrillo mientras explicaba que esta pobre gente viajaba en su automóvil cuando un camión frenó por delante y se lo tragaron. Que no se habían producido lastimaduras visibles pero los órganos internos habían colapsado llevándose las vidas que animaban a madre e hija. Tranquilamente agarró un pecho que se dibujaba debajo las sábanas y lo apretaba como mostrándome que ésa era la inanimada víctima, la madre que condujo hasta su trágico destino a la hijita que reposaba en la camilla vecina. Mi columna era atravesada por escalofríos mientras buscaba excusas para huir pero en eso salió una musiquita de su bolsillo, tomó el celular y dijo que ya salía para allá. Supongo que "allá" sería otra horrible escena donde requerían su presencia. Me pidió que lo esperase, sin dejar de masajear ese turgente seno y guardándose el teléfono, debería tener otro celular de repuesto porque el pantalón lo marcaba así. Dijo que debía contarme algo y quedé en esa sala horrible mirando para todos lados. En el otro extremo estaba la camilla de la hija, ya sabía cuál era la madre por lo que me encaminé a curiosear la plateada y distante bandeja. Una pequeña silueta se dibujaba bajo la ...
... sábana y despacito le destapé la cabeza, estaba temeroso como si algo me fuese a saltar encima, como si hubiesen fantasmas en ese cuarto. Apareció una dorada cabellera enmarcando un rostro precioso, era una nena que parecía dormir en paz con sus párpados cerrados. Con una sensación de compasivo cariño le pasé la mano por ese pelo imaginando que se estaría agitando al viento hace poquito. Mis manos rozaban una tibia mejilla cuando me percaté que debería estar fría, parecía que el luctuoso hecho había sucedido recientemente. Me azuzó la curiosidad y la destapé del todo, le acaricié la pancita y estaba blanda, una tierna carne infantil que por desgracia sería comida de gusanos. Mis ojos se paseaban por ese inerte cuerpito, por ese pecho plano con dos pezoncitos que ya no serían elevados por las tetitas que deberían aparecer en unos años. Un sentimiento de pena me hizo agachar para besar esos pezoncitos, estaba calentita y suave, no podía creer que ella ya no sentía mi boca allí. Eso me hizo pensar en su boquita, en esos labios que no habían conocido un beso varonil, me fui acercando a su carita y acariciando esa hermosa cabellera que bajaba como una cascada cubriendo su plácido rostro. Me puse a mordisquear esos labiecitos que no respondían, estaban tibios pero no me devolvían el beso que se estaba convirtiendo en algo apasionado. Dejé que mi mano vaya bajando sobre esa piel que me recibía sin temblar, pasando sobre su pancita le metí un dedo en el ombliguito, seguí hasta ese bultito ...