Alicia 20/25
Fecha: 13/03/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues
... que en vida logró desviar algunas miradas, hasta ese tajito que recibía las yemas de mis temblorosos dedos pero que yo no lograba hacer vibrar. Tuve que caminar hasta el extremo de la bandeja para mirar esos piecitos, esos dedos que apreté para comprobar su elasticidad, al final le acaricié toda la piernita sintiendo esa carnecita que llamaba a mis dedos. Pensaba en cuántas manos hubiesen paseado por esas piernas si les hubiesen permitido crecer. Subiendo por esas gorditas piernas que terminaban en su cola quise observar esa parte también, mirando hacia los lados como si buscase fantasmas que me acechaban, la di vuelta y quedó de costado con el trasero hacia mi lado. Al menos su carita apuntaba hacia la pared y no podría verme el rostro que se me estaba poniendo lujurioso. Tenía una colita bastante grandecita pese a su pequeño cuerpo, debía causar pensamientos calenturientos cuando caminaba meneando ese traserito. Me agaché dejando su canaleta a la altura de mis ojos pero no podía ver hacia adentro, tenía unos cachetes que apretaban ese valle profundo. Cuando sentí una molestia en el pantalón recordé que había hecho gozar a mi cielito, pero que yo tuve que guardármela luchando disimuladamente por meter nuevamente la víbora en su escondite. Mi gallina pelada estiraba el cogote gritando para salir y picotear en ese comedero que se le ofrecía inerte, un comedero redondeado exhibiendo su apetitoso agujerito marrón. Usando ambas manos separé aquellas nalguitas para apreciar ese ...
... puntito fruncido que seguramente dejó salir mucha caquita en sus años de actividad. Estaba por meter la lengua allí pero me conformé con pasarle el dedo, estaba blandito y el esfínter no ofrecía resistencia, parecía muertita esa salida que estaba por convertir en una entrada. Le pasé la punta del glande por toda la canaletita trasera rindiéndole los honores póstumos, otros hombres ya no podrían pasear su pene por aquella maravillosa cola que prometía tantos momentos felices, con un dedo tanteaba buscando su otro agujerito, ese agujerito que demostró su virginidad al no permitir el avance, pero como nadie reclamaría atravesé esa telita y le enterré todo el dedo en la puchita. Al meter la punta del miembro en ese fruncido centro marroncito creí que debería hacer mucha presión, pero mi pene estaba largando abundante babosidad y no le costó entrar lentamente en el seco culito. Claro que yo imaginaba que era el culito de mi reina el que estaba penetrando y esos pensamientos ayudaron a que me vaciase en ese hueco posterior, le estaba aplicando el último enema que tendría en este mundo y se lo dí con mucho cariño, debía depositar mi esperma bien hondo en esa tripita. La limpié bien tomando papel que había en un rollo colgado de la pared y estaba terminando de acomodar bien la sábana cuando se escucha un automóvil que estaba llegando. Cuando entró el hombre yo estaba parado rígidamente en el mismo sitio donde me había dejado, le causó gracia y me dijo que vayamos a tomar un café, decía ...