1. 54.1 Momento de compartir


    Fecha: 23/09/2017, Categorías: Bisexuales Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... desvergüenza de saber pedir para los demás. Gonzalo, Borja y Nico, le entregaron un sobre cada uno, habló un poco del trabajo de su grupo, sin extenderse demasiado, eso lo dejaba para cuando interviniera en la conferencia.
    
    Por Nicolás sabía algo de la fundación para niños del abuelo de Gonzalo, y hablaban animadamente mientras Blanca y yo los mirábamos o interveníamos en lo poco que conocíamos. Gonzalo le invitó a comer en casa ya que se quedarían varios días en Londres y a su abuelo le gustaría hablar con él, como si fuera una broma le dijo que no podía faltar y que su abuelo sería generoso. Gregori entendió la humorada y terminamos riendo.
    
    Tenía que atender a otros invitados y además el acto estaba para comenzar en breve, se despidió y no lo volvimos a ver hasta que apareció ante el atril.
    
    Lo que hablaron, tanto él como sus compañeros, encogía el corazón y sobre todo el problema de los niños donde más se centraban, o quizá donde más podían movernos a la compasión. Resultaba imposible contener en algunos momentos las lágrimas que ninguno de los presentes quería que se vieran aunque en algunos cercanos apreciaba la congoja.
    
    Al finalizar la charla volvimos a estar con él, Gonzalo y Borja aprovechaban la ocasión para presentarle a los que conocían y quedaron en que Gonzalo le envía un coche para recogerle y llevarle a la residencia de los abuelos.
    
    La comida resultó entretenida y la mesa, de las raras veces que sucede, estaba muy concurrida, amigos de los ...
    ... abuelos y todos nosotros con la compañía de Gregori.
    
    Fue al final, antes de que se despidiera, regaló un álbum con fotografías de niños refugiados de la guerra a la abuela, para que supiéramos a quienes iban dirigidas las ayudas que obtenían.
    
    Entonces los vi, la desgracia se regala en distinta proporción a unos seres y a otros, como la riqueza o la belleza. Dentro de su desdicha a la mayoría de los niños se les veía sonrientes, niños al fin y al cabo, alguno gordito, vestidos más o menos bien.
    
    Sentados sobre unos cascotes, expresando la soledad y abandono más terrible, mirando al vacío, estaban sentados dos niños pequeños, el mayor apretaba la manita del otro, encogidos sobre ellos mismos, sin fuerzas para sostenerse.
    
    Le señalé a Gregori la fotografía que me había impactado.
    
    -Esos niños, están desnutridos, famélicos…
    
    -Son huérfanos, no tiene a parientes ni conocidos, los llevaron al campamento otros que huían, y allí están, son los que peor lo pasan, los que tienen parientes por lo menos se ocupan de ellos, estos están recogidos en un centro sin alguien responsable.
    
    Esa noche no podía dejar de pensar en esos niños que había visto, en todos, y sobre todo en los dos infelices seres perdidos entre escombros.
    
    -Gonzalo, esos niños, es terrible mi amor. –y así comenzó todo.
    
    Mi prioridad no era Gonzalo, ni amarle y demostrarle mi amor. Esa noche no tenía ganas de que me follara, solo de besarle una y otra vez, y otra, y otra, cuando le escuché.
    
    -Está bien, ...
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