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Visitas placenteras
Fecha: 13/03/2020, Categorías: Gays Autor: robertojrz, Fuente: SexoSinTabues
... y después oírlo gemir y pedir más. —¿Tu primo te mete el pito en la cola?—le pregunto casi bufando, a punto de perder el control. —No porque me duele. Esto le devolvió un poco de lucidez. En verdad deseaba hacerlo e incluso el pensar que le dolería lo excitaba, pero por otro lado le daba miedo hacer algo que lo pusiera al descubierto. Decidió que era hora de terminar con la aventura, ya había pasado casi una hora y tal vez la madre de Miguelito ya lo estaría buscando. —Mamamela muy bien porque ya te voy a dar tu lechita. Como si de un militar se tratara, Miguelito obedeció la orden al instante. Comenzó a mamar con glotonería, intentando tragar toda la verga, chupando como cachorro hambriento la cabeza y acariciando con sus manitas los huevos. Andrés gemía mas y mas, casi hasta no poder contener sus gritos, mordía sus labios para hacerse callar. —!Así cabroncito! Pinche putito la mamas bien rico. Ya te voy a dar tu premio, no dejes ir ni una gota. Diciendo esto estalló dentro de la boca de su pequeño amante, que por su parte no dejó escapar ni una gota, mantuvo la verga adentro, tocando su garganta, por lo que los chorros de semen cayeron de lleno haciéndolo sentir que se ahogaba. Después siguió mamando y lamiendo hasta dejar completamente limpia la verga de su amo. Andrés se tiró en el sofá, a un lado del niño. Respiraba trabajosamente. Lo tomó entre sus brazos y luego lo besó en los labios apasionadamente invadiendo su boca con la lengua. —Que rico lo haces—le dijo ...
... separándose de él—espero que podamos hacerlo otra vez. Sólo no se lo digas a nadie y no vengas hasta que yo te diga. No quiero que mi esposa o tu mamá sospechen nada. Miguel asintió con una sonrisa. Así pasaron varios meses, viéndose de vez en cuando, aprovechando las salidas de la esposa y los descuidos de la mamá. Tiempo después Andrés conoció a Alejandro, quien de tanto oír de las virtudes de Miguelito no pudo menos que hacer todo lo posible por conocerlo personalmente. Alejandro llegó muy temprano al aeropuerto, donde lo esperaba Andrés. Su esposa había salido de viaje el día anterior y estaría fuera por lo menos una semana. Antes de ir a casa los dos amigos llegaron a desayunar a un restaurante. Pasaron las horas platicando de cualquier cosa procurando no tocar su tema favorito por si algún oído indiscreto estaba cerca. Ya en casa dieron rienda suelta a sus gustos, paseando desnudos por toda la casa, con las vergas duras casi todo el tiempo, contando experiencias y nuevas fantasías, pero sin tocarse, querían guardar toda esa excitación para el pequeño Miguel. Cerca de las seis de la tarde tocaron a la puerta. Alejandro que seguía desnudo, acostado en la cama, dio un salto y a punto estuvo de correr a abrir la puerta, pero Andrés lo adelantó, ya vestido, por si alguien pasaba por la calle al abrir la puerta. Ahí estaba Miguelito, puntual y listo para su pasatiempo favorito. —Pasa Miguel, te estábamos esperando. El amigo del que te conté ya está aquí. Le he hablado muy bien de ti, ...