Cómplice circunstancial (Ahora me descubre con mi hermanastra)
Fecha: 22/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues
... cómo se llevó una mano a la altura de su vientre. Un pensamiento lujurioso de que se había excitado se coló en mi mente. Fue la chispa que casi de inmediato hizo que mi pene volviera a la vida, ya que lo tenso de la situación prácticamente lo había matado. Me puse de pie dejando mi verga a la altura de Beatriz. Ella seguía junto a mí en el colchón. Con la idea de que no me había equivocado y que efectivamente Rosa se hubiera calentado, al momento de ofrecerle la verga a mi hermana lo hice lento como dándole tiempo a que nuestra hermanastra la observará en toda su extensión. Beatriz quizá igual se dio cuenta y empezó a mamar de una forma tal que solo podrían superar alguien con mucha experiencia en mamar rabos. Ahí estábamos otra vez, dandole gusto al cuerpo. Mis manos en la cabecita de Beatriz, ella tragando todo lo que podía aguantar, acariciando mi huevos. Suspirando como si aquel pedazo de carne le calmara todas sus ganas. Rosa nos veía, consciente o inconscientemente una su mano derecha se deslizaba una y otra vez sobre su panocha. Su rostro inocente esta vez tenia una mirada entre perversa y lujuriosa. Creo que si alguna duda había del estado de excitación de Rosa, está desapareció cuando vio que me acosté sobre el colchón y Beatriz se subió sobre mi para cabalgarme. Vi como trato de no perder detalle de cuando mi verga iba desapareciendo hacia el interior de mi hermana. Pude ver cuando se subió la falda y apartando un poco su calzón empezó a tocarse con sus dedos. ...
... Friccionaba su clitoris con fuerza, con golpecitos. Luego eran tres dedos los que se metía en su panocha, se contorsionaba echando su cabeza hacia atrás, sin pudor alguno gemía una y otra vez. Pienso que ver coger a sus hermanastros era para ella como ver película porno nomas que en vivo. Beatriz había acelerado sus movimientos, también gemía. Se había tirado sobre mi pecho y mientras me besaba me pedía que se la metiera toda, al fondo –me decía -. Sabía que estaba próxima acabar. Quizá se había contagiado de los jadeos y gemidos de Rosa, porque la notaba más excitada de lo normal. Igual me pasaba, sólo que yo ni siquiera pensaba en terminar. Mi diferencia era que el pene lo tenía tieso como tronco de árbol, más venudo y quizá hasta más grande, algo que quizá también mi hermana había sentido, porque cuando le entraba toda pujaba como si le causara alguna molestia. Aunque eso no la detuvo, saltaba sobre mi verga vez tras vez tragándosela hasta el tronco. Tendría 12 y tan solo 150 de estatura, pero Beatriz era una golosa de mi polla. Su orgasmo fue como pocos, el cuerpo tenso, la respiración al limite, más esa serie de espasmos de su vagina que parecía que iban a quebrar mi palo. Lo caliente de sus líquidos empezó a deslizarse por mi pene dándome es sensación que siempre me hacía cosquillas. Uuuummm – casi grito mi hermana mientras se desplomaba sobre mi -. Yo seguía abajo, en el colchón. Beatriz encima de mi todavía con mi verga adentro. Rosa en el sofá masturbándose, su gran ...