Cómplice circunstancial (Ahora me descubre con mi hermanastra)
Fecha: 22/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues
... a poner una colcha a manera de cortina para así evitar que pudieran vernos de fuera y así lo hice. Tome una cobija de la cama de nuestra hermana y la amarre de tal manera que si alguien llegaba no nos vería inmediatamente y tendríamos el tiempo de escondernos. Al menos esa era la idea, ya en una ocasión habíamos colocado una con esa idea. Después de haber puesto esa barrera a ojos de extraños nos dedicamos a lo nuestro, otra vez me senté en el sofá y ella se subió hasta quedar parada con mis piernas entre las suyas. Me cabalgaría y eso me encantaba, poco a poco se fue agachando hasta quedar con la cabeza de mi verga en su entrada, ella sola se la colocó para luego empezar a bajar hasta que sus nalgas aterrizaron sobre el pegue de mi pene tragándose mis 16 cm de carne. Tenía cerrado los ojos y aunque ya lo había hecho parecía como si quisiera degustarlo o simplemente adaptarse a ellos, no se movía. Fue después de algunos segundos que empezó a subir hasta que le quedo nomas la cabeza dentro y otra vez bajo lentamente. Repitió de nuevo una y otra vez más, despacio, luego más rápido, más rápido hasta que agarro un ritmo delicioso que hacía que mi verga se sintiera en la gloria. Yo le ayudaba a mantener el ritmo subiendo y bajando sus caderas con mis manos, los dos gozábamos. Mmmmm – repetíamos al unísono-. Fueron minutos eternos en donde lo único que importaba era sentir que uno al otro le daba el placer que merecía, Beatriz había dejado de ser la niña de 12 y yo el chico de 14, ...
... éramos adultos en cuerpos equivocados. Estábamos extasiados. Nos pasamos al colchón donde dormíamos y ahora lo hicimos de perro, yo hincado detrás dejándosela ir toda, hasta el fondo, sin piedad. Sabía que le encantaba que la penetrara con fuerza, bruscamente. Estábamos tan concentrados que no nos dimos cuenta cuando había entrado Rosa, estaba parada viéndonos con cara de sorpresa e incredulidad. - Que están haciendo – Nos dijo – Imposible era para mí explicar nada. Estaba congelado, mi hermana nomas volteo su cara en dirección contraria a donde estaba estaba nuestra inoportuna hermanastra. - Así que a los niños hacen cochinadas cuando no está mamá – escuchamos de decir - La situación era tan tensa que creí haber enmudecido por completo. De reojo podía verla, estaba con las manos en la cintura. Su cara de inocente era otra, sonreía entre divertida e incrédula. - Estamos jugando – pude decir – - De hacer niños? A papá y mamita? – dijo con una risa burlona – Jamás creí oír lo que escuche, pero lo dijo: - Sigan jugando. Voy a ver un rato, quizá me animé a jugar con ustedes. Y sin más se sentó en el sofá. - Vamos! Sigan. Quiero ver cómo lo hacen El tono de su voz y la expresión de su rostro era de complicidad. La chica ingenua que normalmente conocíamos estaba ahí, pero algo en ella era diferente. Un brillo en sus ojos nos hacia desconocerla. - Sigan pues – nos dijo de nuevo – Su voz sonó más a una orden o como si en verdad sintiese la necesidad de ver. Así como estaba pude ver ...