Primera cita - campamento - Parte 3
Fecha: 23/03/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: johna.2012, Fuente: CuentoRelatos
... restregando su nariz sobre mi frente y mi pelo, olfateando lujurioso.
―Gracias… ―alcancé a decir, casi sin voz.
―Pero lo que más me gusta de ti son esas preciosas nalgas que tienes ―dijo y de un solo movimiento me tomó de la cintura y me dio vuelta, dejándome ahora con el rostro pegado contra la pared.
No me atreví a quejarme o a hacer algún comentario, ya que estaba aún muy asustado.
Ángel me sujetó con ambas manos de la cintura, mientras sus labios recorrían mi nuca de arriba abajo, dando esporádicas mordidas a mis orejas, provocándome pequeños espasmos de placer cada vez que lo hacía.
Entonces empezó a bajar sus manos, ambas al mismo tiempo, con mucha fuerza, apretando luego mis nalgas sobre mi buzo, fuerte, muy fuerte, tanto que no pude evitar soltar gemido de dolor.
―Ouh… despacio… ―susurré, esperando que mi suplica lo hiciera disminuir su fuerza, pero él continuó como si nada, y entonces de un tirón me bajó el pantalón hasta los tobillos.
Ya sin obstáculos, Ángel empezó a recorrer con sus manos mis nalgas desnudas, apretándolas con mucha fuerza, haciendo que me mordiera los labios para evitar quejarme por el dolor.
―Que rico culo tienes… ―me susurró al oído, haciéndome estremecer.
Sus manos empezaron a abrir y a cerrar mis nalgas, dándome pequeñas nalgadas que me hicieron empezar a arder la piel, pero no de dolor sino de placer.
A pesar de que no estaba del todo cómodo con su forma brusca de tratarme, aun así lograba excitarme.
―Quiero ...
... comerme este culo ―susurró nuevamente en mi oído y luego su rostro se alejó de mi nuca.
Entonces sentí su respiración sobre mis nalgas y mi cuerpo dio un salto de la impresión. Mi piel se puso de gallina al sentir que se encontraba cerca de mi culo, con sus labios casi tocando mi piel.
Entonces Ángel empezó a dar pequeños besos, lamidas y mordiscos a mis nalgas, mientras me seguía dando sonoras nalgadas.
Todas las sensaciones que estaba provocando en mí me tenían extasiado. Lo único que quería era que siguiera, que me nalgueara más fuerte.
―Que rico culo tienes ―repetía una y otra vez mientras me lamia y mordisqueaba a su gusto.
Entonces sentí sus manos nuevamente sujetar mis nalgas con fuerza y luego las abrió de par en par, dejando mi ano expuesto. Luego pude sentir la calidez de su aliento inundando mi agujero y mi cuerpo volvió a estremecerse.
Todo aquello me estaba volviendo loco, tanto que tuve que taparme yo mismo la boca para evitar lanzar gemidos en voz alta.
Entonces Ángel empezó a recorrer mi ano con su lengua, moviéndola con rapidez de un lado a otro, inyectando una ráfaga de nuevas sensaciones que hicieron temblar mis rodillas.
¡Aquel chico era un genio!Ahora entendía porque Jordán me lo había recomendado.
Ángel me comió el culo por un largo rato, lamiendo y mordisqueando cada rincón mis nalgas, cada centímetro de mi piel, haciéndome conocer placeres que nunca antes había sentido, llevándome a la gloria.
―¡Chúpamela! ―me ordenó luego, ...