1. La fantasía de mi marido


    Fecha: 25/09/2017, Categorías: Anal Autor: Samantha Maggie, Fuente: CuentoRelatos

    ... contarle que estaba embarazada y quería que nosotros apadrináramos a la criatura, a lo que yo acepté encantada.
    
    Como regalo de boda, mi marido y yo les habíamos obsequiado la luna de miel a los recién casados. Pasarían una semana en Mazatlán con todo pagado y nosotros los alcanzaríamos el último fin de semana de su estadía. Lo habíamos planeado así porque, en la época en que Eduardo y Rebeca se casaron, mi matrimonio, aunque muy feliz y con dos maravillosos hijos, atravesaba una sequía sexual que llevaba casi un año. Ramón y yo atribuíamos nuestra falta de intimidad al estrés de su trabajo más que a cualquier otra cosa, pues desde siempre nos hemos atraído profundamente y tenemos una relación muy armoniosa y sincera.
    
    Así que allá fuimos. Pasamos el primer día en la alberca del hotel con Eduardo y Rebeca y noté que yo no era la única embobada con el pequeño traje de baño de Rebeca, que lucía perfecta y era imposible adivinar que llevaba algunas semanas de embarazo. La mujer era además una divertidísima conversadora, con una voz y una risa tan dulce que invariablemente terminaba fascinándote y aunque por su estado no bebió en absoluto, fue la más alegre de los cuatro.
    
    Por la tarde, Rebeca y yo salimos de compras y nuestros hombres se quedaron jugando tenis en el hotel.
    
    Estábamos en una tienda de ropa y sin querer, ambas elegimos el mismo vestido corto blanco y no lo notamos hasta que nos encontramos en el probador.
    
    —Ojalá se me viera tan bien como a ti —Le dije a ...
    ... Rebeca, que reía divertida por la inesperada casualidad de verme con el mismo vestido que ella.
    
    —Te queda hermoso —Me dijo, parándose junto a mi frente al espejo— Deberíamos comprar el mismo vestido ¿Qué dices?
    
    —No estoy segura. ¡Mírate! A ti se te ve espectacular. Y a mí… Bueno… —Aunque me siento a gusto con mi cuerpo y hago de todo para seguir delgada, no dejo de extrañar la apariencia que tenía antes de mis dos hijos. Ahora tengo la cadera más ancha y eso me da algunos problemas a la hora de elegir qué ponerme.
    
    —Pero si te ves muy guapa, Dalia. Además mira qué buen trasero tienes —Me dijo dándome una palmadita en una nalga.— Anda, vamos a vestirnos iguales para sorprender a los chicos ¿Qué dices?
    
    Cautivada por su inocencia casi infantil, le dije que sí y luego nos fuimos a buscar unos zapatos también iguales. Rebeca parecía una niña emocionada por vestirse de la misma forma que su mejor amiga y cuando estuvimos de vuelta en el hotel, me llevó de la mano hasta su habitación, apresurándose por vestirnos y aparecer frente a nuestros maridos.
    
    Salimos los cuatro a cenar y aunque al principio me sentía un poco tonta yendo vestida igual que Rebeca, al poco rato no me importó y disfruté increíblemente la velada.
    
    Esa noche luego de cenar, Ramón y yo hicimos el amor dos veces seguidas, como cuando éramos novios. Estábamos tan ebrios y calientes, que terminamos fornicando en el balcón de nuestra habitación ante la mirada de unos cuantos curiosos que caminaban a esa ...
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