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La historia de Claudia (9)
Fecha: 06/04/2020, Categorías: Gays Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
Blanca dio por concluida la iniciación de Laura en el dolor y las lágrimas, le ordenó a Claudia que la soltara y la rubiecita se incorporó con esfuerzo, sintiendo que las nalgas le ardían como si se estuvieran quemando. Quedó de pie ante ambas mujeres, sollozando y frotándose el culo a dos manos en procura de aliviar el intenso dolor que sentía mientras Claudia la devoraba con los ojos y crecía en ella el deseo de echársele encima. La señora se dio cuenta y le dijo: -¿Qué pasa, perra en celo? Tenés ganas de revolcarte con ella, ¿eh? Muy bien, quizá te lo permita uno de estos días como premio por haberla cazado. Claudia sintió entre las piernas un torrente de calentura y Blanca agregó: -Ahora vístanse porque mi marido está por volver del trabajo. Vos, Claudia, la dejás en su casa en un taxi y después te vas para la tuya. Mañana te ponés la minifalda de jean y una blusa blanca. -Sí, señora. –asintió la joven. -Y vos ¿tenés celular? –le preguntó a Laura. -Sí, señora. -Anotame el número. –dijo y le extendió su agenda. Minutos más tarde, ambas viajaban en silencio en el taxi que las llevaba de regreso. Laura pensaba en la paliza que acababa de recibir y cuyos efectos aún sentía en las nalgas. "Me dolió mucho, pero ¿por qué ese dolor me resultó tan placentero? ¿Por qué me excité tanto? ¿Por qué sentí que me mojaba como loca sobre sus rodillas?" se preguntó sin encontrar respuesta. Entonces se dijo que lo mejor era abandonar todo interrogante y entregarse ...
... en cambio sin reservas a esa mujer. Con ella y con Claudia empezaba a vivir un mundo propio, a tener una identidad, una noción de si misma que jamás había tenido con sus padres. "Soy una sumisa, soy una sumisa de la señora Blanca, soy algo. Le pertenezco a ella, a ella le importo, ella quiere algo de mí" –pensó. "A papá y mamá nunca les importé, no les interesa esta hija que seguramente no buscaron, pero a la señora Blanca sí le intereso" –y entonces sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. Claudia la escuchó sollozar, la tomó por los hombros y la atrajo hacia ella. -¿Qué pasa? ¿Te duele? La señora tiene la mano pesada ¿no es cierto? -Lloro de felicidad... –le contestó Laura mirándola a los ojos. Claudia tuvo la tentación de besarla, pero se contuvo sintiendo que debía esperar el permiso de la señora. -¿De veras estás feliz? –le preguntó manteniéndola abrazada. -Sí, Claudia, sí... Hace años que fantaseo con esto, que deseo esto... pertenecerle totalmente a alguien... ¿Cómo no voy a sentirme feliz?... -¿Entonces no te vas a escapar? ¿Ya sos de la señora como lo soy yo? -Sí, soy de la señora, como vos...Ella es nuestra dueña... –dijo la rubiecita reclinando su cabeza sobre el pecho de Claudia, que lanzó un prolongado suspiro. A todo esto, Blanca cenaba con su esposo y el hombre le contaba cosas de su jornada de trabajo. Lo escuchó unos minutos. Después se dejó llevar por sus ensoñaciones y respondía sólo con monosílabos y movimientos de cabeza. ...