1. UNA LINDA HISTORIA 3


    Fecha: 06/04/2020, Categorías: Incesto Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues

    Despierto a Pamela cuando dan las ocho de la mañana. Nos hemos dormido en mi cama. Le indico que regrese a la suya, antes de que se despierte madre. Estaría bueno que nos pillaran en nuestra primera vez. Se pone la ropa, algo ruborizada, y me da un beso antes de marcharse. Me quedo pensativo, bajo la manta. Ahora, las cosas se ven de otra perspectiva. Mi polla está calmada, satisfecha, y mi corazón está feliz. No hay espacio para remordimientos, ni falsas preguntas morales. Soy lo que soy. Eres como yo. Me niego a creer eso. Soy mejor. Mi vida debe cambiar. Ya no estoy solo, no soy un paria. Debo aprender a moverme socialmente. Debo cambiar mi cuerpo para agradar a Pamela. Por mucho que ella diga, parezco un Quasimodo a su lado. Hay que mejorar la imagen. Con un gruñido, me pongo en pie. Abro el armario, saco unos pantalones de chándal y una sudadera, busco unas viejas zapatillas. Mierda, están destrozadas. Me calzo las botas. Si los soldados lo hacen, yo también. Lo primero, forraje para las vacas y las ovejas. Segundo, revisar la máquina de ordeñar. Tomo el camino que me lleva a la carretera secundaria, la que lleva al pueblo, pero me dirijo en sentido contrario. Hace mucho que no corro. Mi cuerpo no está acostumbrado a ello, pero me mantengo bien los dos primeros kilómetros. Después, me falla la respiración. No fumo, pero arrastro demasiada grasa. Habrá que eliminarla. Camino a grandes pasos, a través del pinar, aplastando la hojarasca seca. Corto camino hacia la granja. ...
    ... Llego cuando madre está poniendo la mesa para el desayuno. Le doy un beso y los buenos días. ― Solo café y una tostada – le digo. Ella me mira con la ceja alzada. Está acostumbrada a hacerme huevos, salchichas, o media docena de tortitas para el desayuno. -- ¿Puedo comprar leche desnatada y pan integral para mí? ― ¿Estás a dieta? – me pregunta. ― Si. Pam me ha dado un régimen de los suyos. Es hora de que deje atrás unos kilos. ― Está bien, hijo. Ya me dirás lo que puedo hacerte para comer. ― Alcachofas – dice padre entrando en la cocina. Nos ha oído. ― ¿Alcachofas? – es mi turno de levantar una ceja. ― Buenísimas para expulsar líquido. Ideales para una dieta. Tenemos la huerta sembrada de ellas y hay que recogerlas. Así que aprovecha – sonríe. Brrr… las odio, pero hay que joderse. ¡Sean las alcachofas! Engullo mi tostada con aceite y el café con leche. Es como si no hubiera desayunado nada, pero tengo suficiente acumulado como para estar dos meses sin comer. Es hora de tirar de las reservas, cuanto más mejor. Sé que mi cuerpo aguantará lo que sea. Me paso dos horas cortando leña. Tengo que dejar muchas cosas hechas si quiero dejar a padre solo una semana. Pamela aparece, enfundada en un viejo anorak de madre. Me sonríe al llegar a mi lado. ― ¿Es que no piensas parar? – me pregunta, gritando. ― Quiero dejarle suficiente a padre para irme. Puede que la semana que viene vengan dos o tres clientes a comprar – dejo la motosierra al ralentí. ― ¿Así que te has pensado lo de venirte a ...
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