1. UNA LINDA HISTORIA 3


    Fecha: 06/04/2020, Categorías: Incesto Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues

    ... tenías una sesión de fin de semana en Portugal. Ya sé que la granja es tu refugio y que no quieres que nadie sepa de ella. ― Gracias, Maby – Pam la besa en la mejilla. ― ¿Habéis discutido? Parecía enfadado. ― Ya veremos. Debo pensarlo detenidamente. ― Vale, me callo – cierra su boca con una imaginaria cremallera y Pam se ríe de nuevo. Mala suerte. Luis está echado sobre el lateral de su coche, justo al lado de mi camioneta, cuando salimos. Ya no está solo, el insufrible Pedro enciende un cigarrillo, aspirando del encendedor que sostiene otro amigo. ― Veo que las bellas te tienen de criado, Goliat – escupe nada más verme, soltando una bocanada de humo. No respondo y dejo las maletas de Maby en la parte trasera de la camioneta. Pam me mira y enarca una ceja, en una muda pregunta. Agito la cabeza, restando importancia al asunto. Abro la puerta a las chicas y las ayudo a subir, las dos en el amplio asiento delantero. Rodeo la camioneta y paso justo delante de Luis, el cual me susurra: ― Te vemos con muy pocas chicas, pero las pocas con las que te juntas, son de primera… modelitos follables. Reacciono malamente, sorprendiéndole. Su propio coche le impide echarse atrás. Mi mano le aferra del pecho, tirando de su camisa, del jersey, e, incluso de la piel de su pecho, en un doloroso pellizco. No puede impedir que le acerque hasta mi cara. Sus pies casi se levantan del suelo. Ha perdido el color de cara. Sabe que sus colegas no llegaran a tiempo para impedir el primer golpe. Seguro ...
    ... que no se imaginaba que fuera tan fuerte, ¿verdad? ― ¡Sergi! – exclama mi hermana, con voz seca. -- ¿Qué te he dicho de jugar con los proletarios? Sonrío. Es un viejo chiste personal. Sé lo que pretende Pam. ― Que después te huelen las manos y no te puedes quitar la peste – recito, soltándole. Luis se desmadeja contra su coche. Sus amigos ya le cubren los flancos. Les miro con intención. Ya llegará el día y será fantástico… Me subo a la camioneta y arranco. Les dejo atrás, insultándome. ― Veo que tienes fans en tu pueblo – sonríe Maby, con un inusual brillo en los ojos. ― Esos capullos han visto demasiadas veces Rebeldes – mascullo. ― Pues ninguno se parece a Patrick Swayze – bromea Pam. ― Parece que tu hermanito tiene mala leche – comenta Maby, casi a su oído. ― ¿Qué te esperabas con el cuerpo que tiene y con el trabajo que realiza? ¿Qué les diera un discurso sobre buenos modales? Conduzco hasta la granja. Ninguno hablamos, pero noto los ojos de Maby que no se despegan de mí. Seguí el consejo de Rasputín al cogerla para bajarla del tren. Le gustó el gesto. Ahora, ha visto el conato de violencia. Se ha excitado, lo sé, no sé cómo, pero lo percibo. Ha sido un buen primer paso. Llegamos a la granja. Mientras Maby saluda a mi madre, llevo sus maletas a la habitación de Pam. Siempre duermen juntas cuando viene, y ahora sé por qué. La cama de Pamela era antes mía, una cama de matrimonio que se me quedó pequeña cuando di el último estirón (la verdad es que espero que sea el último). ...
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