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Mosquita muerta
Fecha: 07/04/2020, Categorías: Gays Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... ordené, chúpamela. Se lanzó sobre mi polla desesperada, casi arrancándome el bóxer, jadeando poseída. Se la había tragado fláccida, pero era tal su entusiasmo que la envaró en pocos segundos. Cuando consideré que ya estábamos ambos a punto, la aparté tomándola del cabello para que apoyara cara y pecho sobre el sofá, ordenándole separarse las nalgas con las manos, anunciando, voy a darte por el culo. Aún no la había tocado y ya gemía. Acomodé el glande en su orificio, empujé pero no entró. Le di una nalgada, relaja el culo. Jadeó. Volví a probar. Pero no lograba entrar. Aunque me encanta, el sexo anal no es plato del gusto de muchas chicas, así que estoy poco versado en ello. Mi falta de experiencia y los ocho años que llevaba aquel orificio inmaculado, se lo pregunté, no ayudaban. Tuvo que ser ella la que sostuviera mi miembro con decisión mientras mantenía la mano izquierda en la nalga correspondiente. En cuanto la cabeza encontró la entrada, encajamos para avanzar lentamente. El anillo anal es la puerta propiamente dicha, así que cuando mi polla lo superó, me caí dentro fácilmente. María jadeaba, aumentando la velocidad y escapándosele algún grito a medida que yo aceleraba o percutía más profundamente. Estaba en el Paraíso, pero ella también. No aguantaría mucho, pero la sorpresa vino de mi compañera. ¿Puedo correrme? Preguntó entre gimiendo. Córrete perra. A los pocos segundos explotó berreando, soltando roncos sonidos guturales que nunca había arrancado a ninguna ...
... amante. Pero no me detuve. Percutí y percutí hasta que mi simiente anegó aquel conducto de salida. La chica sudaba, boqueando con la cara ladeada, mientras yo me mantenía quieto, cómodo, en aquella posición. Hasta que un calambre en la pierna me obligó a salir y sentarme en el sofá. María me miró de reojo, contenta. Le devolví la sonrisa. Pero aún se me ocurrió una última cerdada. Límpiamela. Cumplió. La chica no dejaba de sorprenderme. *** El miércoles tenía un viaje a Madrid, así que no la vería. Por un momento se me ocurrió que me recogiera en el aeropuerto, pero preferí ordenarle que estuviera en mi casa el jueves a las 7.30 de la mañana. Llegó puntual, uniformada de María, un tema que debía cambiar, pensé. La hice pasar para que me acompañara al baño. Me acababa de levantar, así que la recibí en bóxer y con la polla erguida debido a la necesidad de mear. -Sácamela, tengo que mear. Se arrodilló a mi lado, bajó el bóxer y la tomó, apuntándola hacia el inodoro después de unos segundos de indecisión. Al momento comprendí, por lo que le pregunté si alguna vez le habían meado en la boca. Asintió. Me pareció asqueroso, pero también me lo había parecido que me limpiara la polla con la lengua después de darle por el culo, así que me lo anoté para una próxima vez. -¿Puedo mearte en la boca? -Puedes hacerme lo que quieras. –Pero ya estaba acabando, así que solamente le ordené limpiármela, acto que acabó convirtiéndose en una mamada. Tragó, cuando se lo ...