1. Mosquita muerta


    Fecha: 07/04/2020, Categorías: Gays Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero las ataduras se lo impedían, así que la tomé del cabello para pasarle la mano por debajo del cuello y quedar apoyada sobre mi pecho. Me susurró un gracias, mientras me besaba en los labios, la barbilla, en los pezones.
    
    Sonreí. ¿Aún no has tenido bastante? Quiero agradecértelo. Bajó por mi torso hasta mi polla, que aún estaba medio viva y se la metió en la boca, chupando de nuevo, lamiendo, limpiando. La dejé hacer pero estaba fatigado, así que le ordené parar.
    
    -No te la saques de la boca, –me lo pensé mejor –quiero que hoy duermas en este posición, para despertarme así mañana por la mañana.
    
    Cumplió con su cometido. Y si no lo hizo, pues dormí seis horas como un tronco, tuvo la astucia de metérsela en la boca de nuevo antes de que yo despertara.
    
    Como cada mañana, lo hice con la bufeta llena, así que lo verbalicé, tengo que mear. Su respuesta fue abrir un poco la boca para liberar carne, dejando solamente el glande acogido, esperando. Me miró un segundo, como si me avisara que ya estaba a punto, y cerró los ojos, esperando el jarabe.
    
    Se lo bebió todo, aunque no pudo evitar derramar alguna gota que luego lamió diligente sobre mi piel. La desaté. Tuve que hacerle un masaje en los brazos para que entraran en calor pues los tenía entumecidos después de tantas horas inmovilizados.
    
    ***
    
    El viaje a Valencia supuso el punto más álgido en nuestra relación. Tenía otro plan para ella, convertirla en el juguete inaccesible de Marcos, pues quería lograr una ...
    ... victoria, ni que fuera simbólica, sobre mi amigo y compañero, pero hechos externos la abortaron.
    
    Desde que Marcos me había dicho que la nueva María, la que vestía como yo ordenaba, aunque él no lo supiera, sería la siguiente muesca en su revólver, decidí jugar con él. Las instrucciones que mi chica tenía eran muy sencillas. Debía permitir cualquier avance del playboy de la empresa, tontear con él, hacerle ver que la enorgullecía sentirse deseada, pero darle largas, no pasar de tonteos más o menos intensos.
    
    Estábamos en pleno juego cuando fuimos a Valencia, por ello le resultó fácil alternar con desconocidos, además de excitante. Cada vez que mi amigo me comentaba algún avance, ridículos la mayoría para un tío experimentado como él, me partía de risa interiormente. Sobre todo, cuando avanzado mayo, Marcos comenzaba a estar realmente harto de perseguirla además de herido en su orgullo de macho alfa de la manada.
    
    Pero llegó el último lunes de mayo y todo se fue al traste.
    
    Apareció en casa por la mañana, sin que se lo hubiera ordenado, y en el rellano de mi apartamento me soltó aquella frase tan manida pero tan aterradora: tenemos que hablar.
    
    -Hace casi un año que me separé de Carlos pero este fin de semana he decidido volver con él. –La miré sorprendido por encima del café con leche que yo había hecho para ambos. No tuve que pedir que se explicara mejor pues continuó: -Aunque yo he vuelto a mi juventud contigo, a sentir cosas que hacía casi una década que no sentía, mi ...