1. Mosquita muerta


    Fecha: 07/04/2020, Categorías: Gays Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... esperaba. Desanduvimos el camino hasta mi plaza de parking en el trabajo, agarrados por la cintura y sin permitirle abrocharse la blusa.
    
    Entra, ordené, cuando lo hube abierto y me dispuse a cruzar media ciudad hasta el piso de su madre. Parados en el segundo semáforo, le ordené levantarse la falda y abrir las piernas para acariciarle el sexo, que seguía licuado.
    
    -Si hubieras estado a punto, te hubiera devuelto la comida, pero no pienso ensuciar mi lengua en un coño descuidado. –Lo siento, pronunció suspirando. –Pero te permito acariciarte mientras me la chupas de nuevo. –Había tenido que desalojarla pues el semáforo cambiaba a verde y debía poner primera. –Pero recuerda, ni se te ocurra correrte.
    
    Tuvo ocupada la boca y los dedos los diez minutos de trayecto, aunque tuvo que detener el trabajo de estos últimos varias veces para no acabar. Paré en doble fila delante de su portal. Puedes bajar. Me miró como un perro abandonado, pero obedeció, abrochándose la blusa. Yo también bajé acompañándola hasta la puerta cual caballero. Se sorprendió, aunque vi que le gustaba. Metió la llave en la cerradura, empujó la puerta y se giró para besarme, despidiéndose de mí, pero la empujé dentro. Entonces le ofrecí su premio.
    
    -Aunque has cometido un error grave, por ser tu primer día lo voy a obviar. Date la vuelta y apóyate contra la pared. –Me miró sorprendida. Ahora sí miró en derredor llegando a preguntarme, ¿aquí?, pues podía sorprendernos algún vecino o su propia madre. –Si ...
    ... quieres correrte debe ser aquí y ahora. Si prefieres esperar a la próxima ocasión, tú misma.
    
    Dudó unos instantes antes de decidirse a apoyar ambas manos en la pared, pero su respiración desbocada la delataba. Tiré de sus nalgas hacia atrás para llegar cómodamente, levanté la falda para acomodarla sobre su espalda, tanteé el terreno buscando el orifico par apuntar y entrar de una sola estocada. Jadeó con fuerza. La agarré de las tetas, una en cada mano, para lo que volví a desabrochar la blusa, y percutí con ganas.
    
    -Ahora sí, ahora puedes correrte. Me has demostrado ser una buena chica, obediente y entregada. Una buena sumisa que hará todo lo que yo ordene y obedecerá todos mis caprichos.
    
    Fue prácticamente instantáneo. Su vagina se contrajo, violentamente, mientras gemía, jadeaba, babeaba, resoplaba, se agitaba y no sé cuantas cosas más. Nunca había presenciado un orgasmo de tal intensidad.
    
    ***
    
    Me había caído del cielo un juguete nuevo, que no había pedido y del que no conocía del todo las reglas de uso. La teoría es muy sencilla. Ordenar y ser obedecido. Pero la práctica no es tan simple. ¿Cuáles son los límites? ¿Hasta dónde puedes llegar? No me quedaba más remedio que tomar la estrategia de prueba-error. De momento, parecía que todo lo puesto en práctica el día anterior la excitaba.
    
    Para el día siguiente le había puesto deberes. Depilarse completamente el pubis. No tuve ninguna duda de que obedecería, así que fui pensando en nuevas órdenes, más allá de ...
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