1. Mosquita muerta


    Fecha: 07/04/2020, Categorías: Gays Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... follármela tantas veces y de tantos modos como me apeteciera. La segunda obligación sería cambiar su vestuario.
    
    El martes llegué a la oficina a media mañana pues había tenido una reunión con un cliente. De pie, desde mi cubículo, podía verla, teóricamente concentrada en su labor, aunque percibí claramente que había estado atenta a mi llegada. Fui aloffice a prepararme un café, cuando me la encontré entrando conmigo en la salita. Una chica de compras, Ángela, salía en ese momento dejándonos solos. Maria se dirigió al fondo de la pequeña habitación para que nadie la viera, se levantó la falda, bajó el tanga hasta medio muslo y mirando al suelo me mostró las medias color carne con goma y el pubis completamente aseado.
    
    -Así me gusta, que obedezcas mis órdenes. Luego te premiaré por ello, -sonrió ligeramente –pero tranquila que no haremos nada en el trabajo. No quiero ponerte en un aprieto, así que vístete antes de que alguien te vea.
    
    Obedeció, pero la sorpresa vino cuando se acercó a la máquina, pulsó el botón de café express, tomó el vaso de plástico del dispensador cuando éste se hubo llenado y me lo tendió. Gracias, fue mi único comentario, cuando debería haberle preguntado cómo sabía qué café tomaba yo. Pero salió de la sala dirección a su departamento.
    
    Hoy en día hubiera sido mucho más fácil, pero hace diez años no existía whatsapp, así que era habitual utilizar sms para no pagar por una llamada de móvil. Un buen ejemplo de mi inexperiencia en estas lides fue ...
    ... que no había caído en la cuenta de pedirle su número de teléfono, pues la tenía a mano en la oficina, algo en lo que reparé volviendo de comer, pues debía planear y organizar la tarde con mi juguete.
    
    Podía llamarla directamente a su mesa, pero tanto la distribución de su área de trabajo como la mía eran en cubículos de 4 o 6 personas juntas, así que ni quería que nadie me oyera ni que la oyeran a ella, por más parca en palabras que fuera. Afortunadamente para mí, fue ella la que tomó la iniciativa, demostrándome estar mucho más versada que yo en el tema. A media tarde, cruzó el pasillo central como había hecho el día anterior, pero en vez de dirigirse a algún departamento, se desvió hacia el almacén. Comprendí la estrategia al instante, así que dejando pasar unos minutos, me levanté para acompañarla.
    
    En cuanto me vio aparecer, se arrodilló en el suelo y bajó la cabeza. Me excitó de una manera malsana, pero mi cerebro aún funcionaba, así que la apremié a levantarse rápidamente pues ya te he avisado que no haremos nada aquí. Te recogeré dónde ayer, pero lo haré en coche.
    
    De nuevo la tuve media hora esperando. Detuve el coche y entró, volviendo a sobarse las manos infantilmente. Desnúdate, fue mi primera orden. Como cada vez que le daba una, parecía dudar unos segundos, pero obedecía rápidamente. Chaqueta, blusa, sujetador, falda y tanga pasaron al asiento posterior, acompañados de su bolso. Acaricié su sexo, mientras conducía, ya húmedo por la excitación.
    
    -Los otros ...
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