1. Aquelarre


    Fecha: 13/04/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos

    ... envuelta en un halo maligno que le otorgaba un atractivo erótico, salvaje, animal. Me quedé admirándola, embobado.
    
    –Claro, mi señora –respondió Salomé respetuosa pero con insinuante descaro–. Es mi amigo Martín, un compañero de clase. Martín, esta es Lilith, Suma Sacerdotisa de nuestra Iglesia.
    
    –Martín –su voz parecía un siseo enroscándose alrededor de mi nombre–, me alegro de que hayas decidido unirte a nuestra pequeña congregación.
    
    –Eh… –balbuceé como un idiota–. Es un placer, señora.
    
    –¡No te quedes ahí, hombre! –dijo Salomé con tono burlón–. Preséntale tus respetos.
    
    Con un gesto me conminó a que me arrodillara ante Lilith. Ésta separó las piernas y su coño se abrió como una flor rosada y húmeda. Hipnotizado por la visión me aproximé y situé mi cabeza entre sus muslos. Aproximé mi boca a la vulva y pude sentir el calor que emanaba de su interior y aspirar el fuerte olor que hacía enloquecer mis sentidos. Posé mis labios sobre los suyos y besé aquella tierna y excitante carne; suave y delicado al principio, incrementé la presión hasta devorar el flujo que empapaba la vagina. Mi lengua exploró su interior, se deslizó por toda la palpitante orografía y buscó el clítoris que reinaba en aquella deliciosa caverna. Al oír ronronear de placer a aquella excepcional mujer sentí una punzada de orgullo. Esto va bien, Martín –me dije–. ¡Para no ser un experto no se te está dando nada mal!
    
    Concentrado en el cunnilingus apenas noté cómo Salomé se situaba a mi espalda y ...
    ... sus manos se posaban en mi culo. Me acarició las nalgas, las abrió y comenzó a juguetear con mi ano. Lamió uno de sus dedos y hábilmente lo introdujo dentro. Yo alucinaba, sintiéndome en el séptimo cielo. Y más aún cuando su otra mano descendió acariciándome el perineo hasta agarrar mis testículos; los estrujó y pellizcó tiernamente, para luego cogerme la polla y comenzar a masturbarme. A punto estuve de pellizcarme a mí mismo la piel del antebrazo para comprobar que aquello era real. Allí estaba yo, en medio de una orgía de cuerpos follándose entre sí: hombre con mujer, hombre con hombre, mujer con mujer, parejas, tríos, cuartetos… mientras le comía el coño a la tía más buena que había conocido, al tiempo que otra me pajeaba y me follaba el culo con su dedo. Temí despertarme solo en mi cama del piso de estudiante para descubrir que todo había sido un sueño.
    
    Apartando cualquier idea de mi cabeza redoblé mis esfuerzos por arrancarle placer a Lilith con mi lengua. Como apoyo introduje un par de dedos en su raja, mientras mi otra mano se sumergía en su ano, acogedor y dilatado. La sacerdotisa gimió, contrajo las músculos de su abdomen y descargo su orgasmo en mi rostro, empapándome con su fluido.
    
    –¡Aaah…! –Suspiró jadeante–. Querido Martín, eres un estudiante aplicado. Serás un buen pupilo de nuestra congregación.
    
    Hizo que me levantara, se pegó a mi cuerpo y me besó. Fue un beso largo, apasionado y salvaje. Uno como nunca me habían dado. Sus dientes se clavaron en mis ...
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