1. El secreto de Rita Culazzo (segunda parte)


    Fecha: 17/04/2020, Categorías: No Consentido Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... visitas.
    
    –Para mí que quiere pija, y no de su marido, sino precisamente de la visita.
    
    –Este viaje sí que valió la pena.
    
    –Tal cual, pero yo no quiero irme sin reventar ese orto a pijazos.
    
    Yo estaba atónito. No podía creer el culo de mi vieja estuviera en exposición esa noche, justo cuando estaban mis primos; no podía ser casualidad. ¿Acaso quería provocarlos? ¿Estaría acertado Lautaro cuando aseguró que estaba buscando pija visitante? Antes de sacar una apresurada conclusión decidí ir personalmente a verificar si era cierto que el espectacular orto estaba en cartel.
    
    No fue fácil porque mis primos no dejaban de levantarse para repetir el acto de espionaje. Lo hacían una y otra vez; incluso llegaron a ir juntos, a riesgo de despertar mis sospechas. Al fin pude aprovechar un instante de quietud para levantarme de mi cama; seguramente pensaron que iba al baño y entonces fueron ellos los que fingieron estar dormidos.
    
    Pronto pude comprobar que la excitación de mis primos estaba más que justificada. La puerta de la habitación de mis padres estaba abierta de par en par y la luz de la radiante luna llena permitía ver claramente hacia su interior. Papá descansaba tapado con una sábana; junto a él dormía mi madre destapada, con la cola totalmente al aire y hacia arriba. El marco de la puerta delimitaba la deliciosa postal de ese tremendo orto tirado en la cama. La bombachita que pretendía darle abrigo no era más que un indecente hilito perdido por completo entre esas ...
    ... dos turgentes bolas de inflada carne. Ahí estaba lo que yo había estado buscando con tanto ahínco. Me hice una paja enorme antes de volver a la cama, y di por confirmado que la trola se estaba exhibiendo para sus sobrinos.
    
    El domingo mis primos se levantaron tarde, y yo también. Papá y mamá nos estaban esperando con unas exquisitas pastas caseras para el almuerzo. La tarde transcurrió con la inquietante obstinación de mis primos de desnudar a mamá con la mirada; incluso llegaron a probar con alguna que otra indirecta soez: frases de doble sentido que denotaban la desesperación de los jóvenes por obtener algo más que una vista del culo de mamá. Ella sonrió ante cada uno de los desubicados chistes de sus sobrinos, pero nunca les siguió el juego.
    
    Esa misma noche: después de la cena, mamá se apareció con un mazo de naipes de baraja inglesa, el cual agitó en su mano mientras hacía efectiva la invitación:
    
    –¿Jugamos?
    
    –¡Qué buena idea! –exclamó Lautaro.
    
    –¡Excelente! –replicó Daniel.
    
    –Bueno… pero un ratito nada más, que mañana tenemos que madrugar –sentenció papá.
    
    Yo asentí con mi cabeza y acto seguido los cinco rodeamos nuevamente la mesa, esta vez para disfrutar de unos momentos de lúdico esparcimiento.
    
    Mi madre abrió la botella de Dragon Berry que sus sobrinos nos habían obsequiado y a partir de allí transcurrieron más de dos horas entre juegos y tragos. Mi padre y yo nos abstuvimos de la bebida, pero mamá y mis primos se encargaron de beber por ellos y por ...
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