1. Circo de fieras


    Fecha: 18/04/2020, Categorías: Confesiones Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos

    ... morder y hacerlo disfrutar.
    
    Mi pelirroja en un momento de descuido bajó al suelo.
    
    Me cogieron de la mano y me cambiaron de camerino.
    
    Esta vez estaba en el de él.
    
    Allí guardaba cuerdas con las que entrenaban, y por la habilidad con que montó todo, no sólo entrenaban para las funciones.
    
    En cuestión de 5 minutos tenía un columpio improvisado.
    
    Y en menos tiempo ambas nos encontrábamos desnudas.
    
    Nos sentó a las dos en el columpio. Juntas.
    
    Nos empujó y se quedó enfrente de nosotros.
    
    Cada vez que nos impulsábamos hacia él, le daba un lametón a uno de los dos coños que tenía a su disposición.
    
    Esperaba que fuese alternando entre uno y otro, pero lo que hacía era pasarse un minuto con ella y por medio darme uno a mí.
    
    El coño de mi pelirroja chorreaba, por los lametones de su fornido hombre y porque mi generosa mano la estaba complaciendo en demasía.
    
    Mientras tanto yo mendigaba una pasada de aquella caliente lengua cuando a él le parecía.
    
    Cuanto más suplicaba que me diese placer, menos atención recibía hasta que en uno de los movimientos aprovechó para darme una palmada vigorosa contra el clítoris.
    
    Eso me puso muy cerda.
    
    Pedía a gritos más y más eran las que recibía.
    
    Cuando ya la desesperación pudo a mi pelirroja, él nos frenó en seco.
    
    Nos levantó del columpio para sentarse.
    
    Las dos nos arrodillamos como lobas a comer aquella polla gorda.
    
    Mientras la pelirroja jugaba con ella, yo me metía los huevos en la boca y succionaba ...
    ... tirando de ellos.
    
    Luego cambiábamos los papeles.
    
    Me gustaba comerme aquella polla babada por mi pelirroja particular.
    
    En un momento dado, él me levantó y me hizo sentarme sobre su polla.
    
    La pelirroja también se subió al columpio, pero se quedó de pie.
    
    Yo empecé a hacer fuerza para columpiarnos y disfrutar de aquella función privada que me regalaron.
    
    La pelirroja puso su coño sobre mi boca.
    
    Me obligaba a ahogar mis gritos contra él.
    
    El aliento caliente que desprendía mi boca la excitaba sobremanera.
    
    Yo también estaba sobreexcitada.
    
    El coño me brillaba de lo mojado que estaba. La polla se movía dentro de mí en cada balanceo llegando hasta el fondo de mi coño haciéndome daño en alguna ocasión.
    
    El acróbata me pidió por señas que le dejase un poco disfrutar de aquel coño.
    
    Le di permiso.
    
    La pelirroja cogió mi mano y la llevó hacia su culo, quería que se lo follase.
    
    Era una función de ensueño.
    
    Semejaba que llevábamos meses practicando en vez de habernos conocido en ese mismo instante.
    
    Suenan aplausos fuera.
    
    La función ortodoxa se había acabado, pero yo aún no.
    
    Quería más, quería correrme sobre el coño de aquella pelirroja y quería que ella se corriese en mi boca, bajo una lluvia de semen…
    
    Mi deseo se quedó en fantasía.
    
    Vino a recogerme el enano.
    
    Lo miré de reojo y en su cara lucía una sonrisa burlona.
    
    Desde su pequeña altura era imposible disimular el olor a deseo sin satisfacer.
    
    Una espectadora se iba a ir de la función ...