1. El Accidente


    Fecha: 19/04/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... moreno obscuro, casi como de negro, viéndolo así, la remontaron a la última vez que lo vio desnudo con solo diez años de edad, había cambiado mucho, era un hombre alto, más de 1.90, estaba muy bien físicamente, brazos musculosos y fuertes, manos grandes, ahora que lo veía, tenía también un trasero abultado, hermoso, rotundo con unas piernas anchas y también musculosas, al terminar de hacer los arreglos, la enfermera dio una sonora palmada en las rotundas nalgas de su hijo, la miro, le sonrió y salió de la habitación diciéndole:-Tardara en despertar más o menos tres horas, volveré entonces, si necesita algo pulse el timbre o use el teléfono con el nueve.
    
    No quería hacerlo, pero se solazo en la contemplación del cuerpo de su hijo, lo hizo hasta que descubrió la ancha cabeza del pene, asomaba más de seis centímetros por entre las piernas, con temor, acerco la mano y sobo la redondez del trasero, se engolosino al sentir su firmeza, tomo una silla y la acerco a la cama, se sentó y continuo acariciando las nalgas de su hijo y la pierna izquierda que tenía a su alcance, su memoria fue a él, en sus tiempos de adolescentes, así habían empezado a conocer sus cuerpos, el, la había acariciado la primera vez sobre las ropas con las que dormía, había despertado al sentir las caricias repetidas sobre sus senos, ya despierta permitió que la mano bajara hasta descubrir su entrepierna, le sorprendió la rapidez con la que se había humedecido, por un momento pensó que se había orinado y ...
    ... sintió pena, en veces sucesivas aprendió que era una forma de manifestar su goce, ella no lo tocaba, solo veía como él lo hacía, su mano subía y bajaba sobre ese miembro grande y venoso, lo agitaba por un tiempo hasta que su ofrenda de leche caía a sus pies, más de una vez, ella tomaba un poco con sus dedos y lo llevaba a la boca de él, lamia con agrado de su mano, mas por tocarla y sentirla cerca, cuando lamia, sus manos siempre volvían a sus senos. Cerró los ojos, siguió acariciando a su hijo.
    
    Llevo su mano al interior de los muslos para luego pasar en el breve reducto donde se unían sus nalgas, le sorprendió tocar el pene de su hijo como si hubiera crecido, se puso de pie para constatarlo, si había crecido, ahora asomaba más de doce centímetros, también había crecido en diámetro, le recordó nuevamente a él, en plena erección su pene rebasaba los 20 centímetros, la primera vez que el intento metérsela por su entrepierna, pensó que nunca entraría, sus efluvios lo bañaron al dispararse con el roce a su clítoris cuando entro, fue bienvenido, su vagina ya se había acostumbrado a recibir al menos dos dedos de él, se movió rápidamente, los dos estaban de pie y ella había subido la pierna un poco para facilitar la entrada, él se salió para derramar su ofrenda en su pie derecho, ella sintió correr su placer por sus muslos casi hasta las rodillas, se sacudió y se estremeció por el recuerdo.
    
    Ahora detuvo su mano y acaricio solo el interior del muslo, tímidamente busco acomodar el ...
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