Alicia 07/25
Fecha: 20/04/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues
Cuando despertamos, nos vimos en la prisa de arreglar las cosas y de darse un baño para borrar las huellas de la lucha. Yo quería ser el que pasase la esponja enjabonada por todas esas partes, pero podría llegar una persona que no vería con buenos ojos la situación. Acertada medida, nada más oír el agua que se abría en la ducha y la puerta principal se abre, yo estaba tranquilamente sentado pero los recuerdos recientes volvían a inflar el muñeco, claro que ella pensó que era de la alegría de verla, y vino hacia mí con un saludo algo más efusivo que el habitual. Esa noche cenábamos juntos y el cruce de miradas con Alicia ya no era tan evidente, parece que queríamos extremar las precauciones, eso no quitaba que nuestros pies, ya sin la sandalia, fuesen en lenta exploración por la pierna del otro, pero por arriba de la mesa era todo normal. Nuevamente me dirigí al lecho conyugal en compañía de mi mujer, tal vez para salvar las apariencias, tal vez porque ciertos pensamientos volvían a impulsar la sangre que despertaba al durmiente. Casi al unísono tocamos el tema de la penetración anal, ella más decidida, y yo que también quería sentirme dentro de un hoyito marrón. De la nada pasé a sostener un pote de crema en las manos y ella ya había perdido la ropa inferior, solamente giraba la cabeza un poco como implorando que no le hiciera doler. Pensé que era conveniente empezar con un dedo, y luego agregar otro, hasta alcanzar la relajación necesaria para la batalla final. Suponía que ...
... ella hubiese querido antes una terapia convencional, pero seguro que sabía que si yo llegaba a término entonces no tendría energías para dar una vuelta por atrás. Por lo que al primer dedo que ya no tenía dificultades le agregué un segundo, la cosa ya no era tan sencilla pero reduciendo la velocidad me puse a girar el conjunto y parece que eso ablandaba el camino. Estaba tentado de agregar un tercero pero el guerrero parado ya no quería más demoras, solamente lo enchastré bien con crema recordando una situación similar vivida hace muy poco. Tal vez ese pensamiento reforzó los ímpetus y acerqué la punta al medio cerrado orificio, la aureola oscura era mucho mayor al que rodeaba el agujerito de mis ensueños pero la imaginación suplía cualquier deficiencia. Con lentitud fui apretando y aquello que parecía muy estrecho fue recibiendo lentamente al visitante, los sonidos que emitía mi mujer eran una mezcla de placer con algo semejante al dolor, al par de centímetros detuve la marcha para consultar su rostro, tenía los ojos cerrados como aguantando o tal vez esperando, como los mensajes no eran negativos procedí a enterrar el resto de humanidad entre aquellas montañas de carne que apretaba y separaba levemente con las manos. Parece que ella ahora ya aguantaba más movimientos e inicié un lento bombeo, sintiendo como una funda que apretaba mi enhiesta carne y se amoldaba a cada porción, una sensación nada desagradable por cierto, hasta mejor que el sexo convencional. Acelerando un ...