Fiestita swinger
Fecha: 26/04/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: dumboyok, Fuente: CuentoRelatos
... limpiar la cara, la puse en 4 y me la empecé a coger de nuevo, con todo.
Ella reía, decía “para que tengo la cara llena de leche”, no importa le dije, después te limpias.
Y así, de nuevo.
Ella en 4, yo partiéndole la concha, la agarré del pelo y la ensartaba sin parar.
Al ratito ella acabo, grito, pataleo, se acostó boca arriba, “no puedo mas dijo”
Pero yo seguía al palo.
Mire a Paula, solo a ella me faltaba coger.
Darío seguía jugando con ella. El acostado boca arriba, y ella cabalgándolo como la puta loca que es. Es incansable mi novia.
Decidí entrar.
Fui hasta ellos, me puse detrás de ella, le baje la espalda sobre Darío, moje mis dedos y empecé a masajearle el orto. No lo necesitaba.
Se ve que Darío había estado ahí.
Sin preámbulo, se la enterré.
La trola grito y rio. “si”, decía, emocionada.
Ella siempre tuvo curiosidad, siempre quiso probar la doble penetración, y ahora lo estaba probando.
La ensartábamos entre los dos, el por la concha, o por el culo, gritaba, decía groserías. Estaba en su momento.
Los dos ahí, dándole fuerte, muy fuerte, rompiéndole la concha y el culo.
A todo esto, vino Andrés.
Había terminado con Fio, que estaba en el sofá, toda acabada, culo, concha, tetas, no podía más, ...
... pero Andrés sí.
Él se paró delante de Pau, con la pija gorda y dura como columna, la tomó de la colita del pelo, y violentamente se la enterró en la boca.
Mi gauchita, sin queja alguna, no era la primera vez que se la enterraban en la garganta.
Trabajábamos en conjunto, a un ritmo fuerte pero constante, que imagen aquello.
Andrés, cogiéndosela profundamente por la boca, Darío, ensartándole la concha con demencia, y yo desgarrándole el ojete como nunca.
Al rato, nos pusimos de acuerdo, y decidimos acabarle en la cara, como agradecimiento por todo, y como premio por haber sido la que más duro.
Ella se arrodillo, y nosotros 3 delante de ella, ya en las últimas, nos pajeamos duramente contra su cara, rozándole con las pijas, los cachetes, labios, ojos, nariz, lo que sea.
Explotamos al unísono.
Empezó a dispararse la leche por toda su cara.
Ella abría la boca, tratando de tomarse toda la que pudiera. ¡Que puta mi novia!!, me encanta.
Le quedo la cara como yogur.
Se levantó, fue al baño, y se lavó.
Al rato, ahí estábamos todos. Desnudos, exhaustos, re cogidos y satisfechos, sentados en el sofá, fumando un pucho y tomando una cerveza, disfrutando de la compañía, de lo que había pasado e imaginando que pasara la próxima.