Una juventud madura (VIII): Fin del campamento
Fecha: 29/04/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: jtvalverde, Fuente: CuentoRelatos
... enfadado, pero perdóname. Yo te quiero.
—Yo también le quiero —saltó Roman a su hermano.
—Pero tú eres un crío que no sabe nada del amor —contestó Ivan
—No Iván. Roman me ha demostrado que sabe más del amor que tú.
—Enserio, perdóname. No volverá a pasar. Te lo prometo. —Volvio a repetir Iván poniéndose de rodillas y casi llorando.
Fue en ese preciso momento, mientras Iván seguía con sus explicaciones y súplicas, cuando me di cuenta. No éramos más que unos críos jugando a un juego de mayores y eso, además de ser peligroso, nos estaba presionando de tal forma que casi se podía rozar la ansiedad. Yo no tenía nada que perdonarle a Iván porque no éramos nada, sólo estábamos experimentando al igual que yo con Roman. Nuestra relación era únicamente fruto de nuestra imaginación y de nuestras ansias por probar experiencias nuevas. Pero todo eso tenía que acabarse. Habíamos sobrepasado la línea del sufrimiento. Debíamos volver a la normalidad y disfrutar de lo que quedaba de campamento olvidándonos de todo aquello que tanto daño nos había hecho.
—Mira, no te voy a perdonar porque no tengo nada que perdonarte. Somos los dos libres de hacer lo que queramos con quien queramos y aunque me duela que me hayas cambiado por Lucas, tengo que aceptar que lo nuestro sólo ha sido un juego. Un juego de amigos. Y la amistad y la fraternidad con Roman creo que son más importantes que todo lo demás, por ello, seamos sólo amigos y disfrutemos de los días de campamento que nos ...
... quedan.
Ahora dirigiéndome a Roman. —Roman, te debo una disculpa. El rencor me ha cegado y siento si te he causado algún daño. Lo nuestro ha sido fantástico, pero no he sentido nada de amor, de hecho, creo que nunca lo he sentido con nadie. Necesito descansar de todo, encontrarme a mi mismo, volver a ser el chico de antes y vosotros deberíais hacer lo mismo. Ya tendremos tiempo de encontrar a alguien que nos enamore tanto por fuera como por dentro, ahora es el momento de disfrutar y pasarlo bien sin preocupaciones.
Hay que ser sincero. En ese momento me sentí raro. Era tanta la tensión que había acumulado en tan pocos meses (desde que David me descubriera el mundo del sexo) que el querer pasar página y volver a la normalidad me liberó de toda carga mental. Quería sólo hacer cosas de críos; y, a pesar del silencio inicial, Iván y Roman acabaron entendiéndolo y aceptándolo.
Pasado un rato los tres aun seguíamos de pie en círculo mirando el suelo. Ninguno quería hablar más ni romper la formación, pero finalmente, tras unos minutos tensos, Roman se acercó a los dos y cogiendo de nuestras manos nos juntó para que nos diésemos un abrazo de hermanos, un abrazo de perdón entre amigos que, a pesar de ser largo, se nos hizo más que corto. Todo el odio y rabia que habíamos adquirido en esa tarde fue completamente disipado con ese abrazo.
Los días restantes transcurrieron felizmente en el campamento. Recobramos la participación a todas las clases, recuperamos esa felicidad amigable ...