Mi hermanastra Diana, hoy mi mujer - Relatos Eróticos

Mi hermanastra Diana, hoy mi mujer

Diana, la hija de mi Padrastro.

Hace un año mi madre que era viuda se organizó con un señor llamado Miguel, muy formal, una buena persona, sabía que tenía una hija de 25 años, yo tengo 30 y que la hija vivía en otra ciudad. Mi madre y Miguel compraron un condominio a las afueras de la ciudad, y como aun había que hacerle mejoras me encargaban ir una o dos veces por semana a dar vuelta y mirar cómo iba el proyecto, yo les pedí a los oficiales que le dieran prioridad al cuarto de Miguel y mi madre para que ellos pudieran empezar a visitar su casa, y así lo hicieron, en pocos días la habitación quedo habitable yo me quedaba a dormir en ella pero por mero respeto tiraba un colchón y así cuando iba a dar vuelta a la obra dormía en el colchón. Miguel me pidió el favor de que el puente festivo iban a adelantar mucho y que por favor fuera a estar pendiente de la obra que él y mi madre regresaban el lunes, que venían a recibir a su hija que iba a pasar una semana con nosotros.

Yo lo hice gustoso, pues me la pasaba bien en el condominio, Miguel me pagaba por estar pendiente, me hacían mercado, me compraba cervezas y me dejaba entrar amiguitas, pero como los demás cuartos estaban en trabajos de obra civil, pues no me gustaba entrarlos al cuarto de mis padres. Termine mi trabajo el viernes a mediodía en la oficina donde laboraba para Miguel, y Salí para el condominio, ellos también salieron de la ciudad para darse un paseo, llegue mire los adelantos logrados y era increíble, ya ...

... no solo el cuarto de mi madre y Miguel estaban listos, sino también dos más, di indicaciones para armas camas en los cuartos terminados, el jakuzzi en el cuarto de mi madre estaba listo, todo el segundo piso terminado, y ya las obras del primer piso muy listas. Me reuní con los obreros y les propuse trabajar el viernes y el sábado muy duro, para que pudieran descansar domingo y lunes y ya la otra semana dar detalles de acuerdo a lo que pidiera Miguel. Ellos felices aceptaron y como por obra de magia, unos hacían aseo, otros pintaban, me dijeron que iban a trabajar derecho para terminar lo antes posible.

Yo les compre unas cervezas, comida y refrescos, me subí para la habitación me metí al jakuzzi, me di un buen baño y hasta me hice un pajazo solo por el placer de estrenar el jakuzzi, baje a dar vuelta como a media noche, y ya estaban habilitando las habitaciones de abajo, cero basuras, los obreros me dijeron que iban a descansar por turnos y que la idea era a mediodía del sábado estaban entregando todo.

Yo les dije que iba a dormir y que por respeto a los vecinos la música debía ser muy suave y nada de golpes. Ya al otro día me despierto y veo como 20 llamadas de Miguel, me preocupe demasiado, lo llamo y me contesta un poco alterado me dice que la hija se vino antes sin avisar, que por el viaje que tenían no se podían regresar, yo lo tranquilice le dije que yo pasaba por ella. -Gracias hermano, por estar en todo, pero no es necesario que vayas a la ciudad, ella misma ...